A falta de diez compromisos oficiales, nueve de liga y uno de Copa, que equivalen a casi un millar de minutos reales de juego, el modo en que Ernesto Valverde ha repartido el protagonismo en la plantilla se asemeja bastante al de la campaña anterior. No obstante, se observa una diferencia en el sentido de que este año son más los jugadores que han participado tanto como para sentirse plenamente integrados en la dinámica del equipo.

Es probable que, si se hace una proyección del global de la temporada tal y como están los números hoy en día, dando por supuesto que muchos de sus integrantes tendrán la posibilidad de incrementar su cifra como mínimo con 500 o 600 minutos más de los que ahora poseen, en mayo habrá en torno a catorce o quince hombres que superarán los 2.000 minutos. El año pasado, habiendo el equipo disputado los mismos encuentros, solo once lo lograron y el que cerraba esta lista, Muniain, acumuló mil menos que la mayoría de los que le antecedieron.

De lo apuntado se deduce que la distribución de responsabilidades ha beneficiado a más futbolistas o, dicho de otro modo, el entrenador se ha mostrado más generoso y no ha cargado tanto la mano en aquellos que, a su juicio, deberían figurar en el bloque tipo. Esta idea cabría enunciarla también así: cuando por necesidades concretas, lesiones básicamente, Valverde se ha visto abocado a recurrir al banquillo en busca de recambios, ha hallado alternativas fiables. La aportación de gente que acaso no aparecía en la propuesta original se ha relevado clave para que el Athletic esté completando un ejercicio sobresaliente, incomparable en resultados e imagen a los últimos.

Yendo a los nombres de los más utilizados hasta la fecha, en general coinciden con aquellos que encabezaron la relación correspondiente a la campaña 2022-23. Es lo normal, dado que el grueso del plantel permanece intacto y las incorporaciones registradas en verano son contadas. Son siete los que repiten: Vivian, Simón, Iñaki Williams, Sancet, De Marcos, Nico Williams y Yuri. Quienes desaparecen de las posiciones de honor son Vesga, Yeray, Berenguer y Muniain.

Los dos primeros a causa de los problemas físicos, en especial el central, prácticamente ausente de la competición hasta el mes de enero. Lo de Vesga ha sido a la inversa, empezó jugándolo todo, pero desde noviembre se ha ausentado con frecuencia y a menudo ha entrado en segundas partes. Berenguer ha visto limitado su concurso, el nivel de los hermanos Williams sería el principal motivo. Su consuelo, que se ha convertido en el jugador número doce, si no está de inicio siempre acaba apareciendo en las segundas partes. El caso de Muniain no sería comparable: estando disponible, Valverde ha rebajado muchísimo su importancia. Las veces en que no ha sumado ni un minuto duplican sus titularidades, siete.

Entre los fijos, destaca sobremanera Paredes, no en vano es el segundo en la lista. La baja de Yeray, sumada a la marcha de Iñigo Martínez, ha impulsado como nadie podía imaginar la candidatura del central de Arrigorriaga. Al entrenador no le ha quedado otra opción que apostar por un joven que arrancaba la vigente campaña con menos de mil minutos y nueve titularidades en la élite. Ha respondido con nota, al igual que el fichaje, un Ruiz de Galarreta que además de despejar cualquier duda en torno a su capacidad de adaptación a un estilo de juego muy distinto al de sus equipos anteriores, ha acaparado halagos sin cesar.

En Galarreta ha encontrado Valverde el referente que todo centro del campo reclama. Ha asumido el rol que el año precedente correspondió a Vesga, quien se hizo acreedor a ser valorado como el elemento más entonado del plantel. Si entonces el gasteiztarra no tuvo un compañero de fatigas estable en la zona ancha, a Galarreta le ha sucedido lo mismo.

Lo cierto es que vuelve a tratarse de la línea que concentra más variaciones. El año anterior, junto a Vesga (3.222 minutos) asomaron Dani García (1.622), Zarraga (1.106) y Herrera (858). En la actualidad, por detrás de Galarreta (1.885) están Vesga (1.462), Prados (1.389), Herrera (995) y Dani García (562).

En este cuarteto sobresale Prados, con una tendencia al alza que contrasta severamente con la situación que vivió desde agosto hasta diciembre. Fue a partir de este mes cuando el déficit de efectivos le aupó al escenario, del que no tiene pinta que vaya a bajarse. Ha congeniado con quien en cada partido ha sido su pareja de baile y hoy la fórmula Galarreta-Prados se antoja inmejorable.

El apartado de los más asiduos en la pizarra reserva dos espacios más para Guruzeta y Lekue. Del delantero, qué decir. Hace un año no entró en el once ideal, hoy representa otra de las sorpresas agradables de este Athletic puntero, al lado de Paredes y Prados. Un trío de recién llegados a la categoría. Un retoque en la delantera (el retorno de Iñaki Williams a la banda) y la insistencia de Valverde le han catapultado a un nivel superior. La trayectoria de Lekue merece asimismo una mención. Nadie le ha regalado el puesto, los puestos habría que decir, a un hombre cuyo comportamiento nada tiene que envidiar al de De Marcos o Yuri. Su estadística actual ya supera la del año pasado.