El acuerdo de gobernabilidad que han venido manteniendo PNV y PSE en las instituciones vascas y que sostiene al Gobierno de Lakua, permitiría, de reeditarse, dar estabilidad a gobiernos forales y municipales, que alcanzarían mayorías suficientes para gobernarlos.

Resulta evidente en el caso de Bizkaia, donde los escasos representantes que le faltarían al PNV para alcanzar una mayoría absoluta están en manos del PSE, que ha resistido el impacto de su pulso con el Partido Popular. Así ocurriría en la Diputación y en el ayuntamiento de Bilbao.

En el caso de Gipuzkoa, la repetición del consenso entre ambos socios de gobierno daría lugar a una mayoría suficiente en el ayuntamiento de Donostia, que proporcionaría una mayoría de 14 concejales al equipo de gobinerno por 13 de la oposición. No así en las Juntas generales, donde la suma de PNV y PSE no alcanza y siempre dependería de apoyos externos de PP o Elkarrekin Podemos.

Donde más complicados han quedado los números es en Araba, donde el crecimiento del PP y la irrupción de Vox dejan a un acuerdo PNV-PSE también necesitado de dos escaños más para alcanzar la estabilidad, que podrían venir de Elkarrekin Podemos.

Con ese escenario, la diputación y el ayuntamiento de la capital podrían permanecer en manos del PNV o entablarse un marco de negociación entre ambos partidos que dibuje escenarios alternativos.

La presencia de EH Bildu como líder de la oposición a ese pacto es constante en todos los territorios y capitales y cabe suponer que aspirará a introducir cuña entre los socios en su beneficio.