VALEROSO ciudadano: Me alegro infinitamente de que la Justicia haya decidido dejar de acosarlo. Entiendo como un alivio que por fin la Fiscalía haya retirado los cargos que pesaban sobre usted por haber colaborado en el suicidio de su mujer, María José Carrasco. Rozaba lo increíble que el caso siguiera su curso en los tribunales y que incluso se contemplara como un posible asesinato machista. Espero que sea de verdad el final de la pesadilla que le sobrevino después de realizar el tremendo acto de amor de ayudar a partir a su compañera de vida, en fase terminal de una esclerosis múltiple que arrastró durante treinta años. Para ella, como para tantos otros, la ley actual llegó tarde. A usted le ha servido, por lo menos, para que lo dejen tranquilo.