E los creadores de Los Viernes Sociales al final de la legislatura anterior, nos llegan ahora Los Jueves Fantásticos en Hispanistán. O eso parece, porque para ser fieles a la verdad, lo de hoy solo es el episodio piloto. Veremos si cala entre la audiencia, es decir, si tragamos el alpiste dulce que nos van a lanzar este día de San Juan entre la magia y la prestigidigitación. Ahí es nada: por un lado, un Consejo de Ministros extraordinario (¿o será de "ministros extraordinarios"?) va a decretar el final de la mascarilla en exteriores a partir de pasado mañana, o sea, casi ya. Por otro, tachán, tachán, va a entrar en vigor la rebaja del IVA de la electricidad. Qué buenos son los padres Pedro Sánchez e Iván Redondo, que nos llevan de excursión al campamento base de la felicidad. Lástima que si aplicamos la lupa a ambas buenas nuevas, saltan a la vista sus respectivas trampas. Empezando por lo segundo, lo del recibo de la luz, nos encontramos con que, aparte de ser una medida temporal, no serán las eléctricas sino las arcas públicas las que reciban el bocado. Eso, sin contar que los beneficiarios reales serán un puñado de hogares muy concretos. Quedan fuera de saque los pequeños negocios y las empresas medianas, o sea, que menos lobos y menos demagogia. Y en cuanto a la liberación de las mascarillas en exteriores, fue el mismísimo bienamado Fernando Simón quien advirtió de que no todo el monte sería orégano. Habrá circunstancias en las que, aun a cielo abierto, deberemos seguir llevando el tapabocas. O deberíamos seguir llevándolo, porque la traslación real de la medida será el inicio de la barra libre cuando aún lo desaconseja la situación sanitaria.