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Mucho antes que Greta

En 1990 empezó a escribir de medioambiente. Ahora su trabajo ha sido distinguido por los periodistas del País Vasco

Mucho antes que Greta

MUCHÍSIMO antes de que la adolescente y activista sueca Greta Thunberg conmocionara al mundo con su combate frente al cambio climático, en Euskadi, el tolosarra Julen Rekondo había ligado ya su compromiso personal y trayectoria profesional a la lucha contra el deterioro mediambiental. Licenciado en Ciencias Químicas, lleva más de tres décadas décadas trabajando como técnico, consultor, y asesor mediambiental, a lo largo de las cuales ha visto reverdecer la conciencia ciudadana por temas que hasta hace poco no estaban en la agenda ni social ni política. En este tiempo ha escrito sobre estos temas tanto en medios especializados como generalistas ayudando a crear la conciencia actual que tiene la ciudadanía sobre la necesidad de cuidar nuestro entorno y luchar contra las agresiones a las que se le somete en el día a día.

Rekondo, colaborador habitual de DEIA, ha sido premiado por su trayectoria en la difusión e investigación en temas de conservación de la naturaleza en los Premios Periodismo Vasco, que conceden la Asociación y el Colegio Vasco de Periodistas.

El químico y periodista especializado en temas medioambientales une este galardón a sus anteriores distinciones como Premio Nacional de Medio Ambiente 1998, que otorga el Ministerio, y el Premio Gonzalo Nardiz 2002 del Gobierno Vasco por su trayectoria destacada en la difusión de la conservación de la naturaleza.

Recuerda que cuando llegó de su Tolosa natal a estudiar a Bilbao con 17 años se encontró en una ciudad gris con una tremenda contaminación atmosférica de procedencia industrial. “La situación actual es del todo diferente; en Bilbao se han hecho muchísimas mejoras: limpieza de la Ría, peatonalización de las calles; ahora la mayoría de los desplazamientos internos se hacen a pie o en metro y la bicicleta ha tomado bastante auge... En los 70/80 había muy pocas revistas a nivel Estatal conservacionistas y mediambientales y en los medios de comunicación se hablaba muy poco del cambio climático”, reconoce, al tiempo que recuerda que él comenzó a escribir en 1990. Antes, las fuentes de información eran sobre todo de los grupos ecologistas. “Sin embargo, hoy los medios tienen periodistas que han interiorizado el medio ambiente”.

Sostiene que la Conferencia Mundial del clima de Kyoto, en 1997, marcó un antes y un después al llegar a un acuerdo internacional en la reducción de gases de efecto invernadero, “pero muchas veces llegamos demasiado tarde a la hora de adoptar acciones para reducir los efectos negativos que traerá el cambio climático”.

Considera muy positiva la figura icónica de Thunberg. “Pero en la Conferencia mundial del Clima de Nueva York ha habido miles de personas que se han movilizado. Antes solo lo hacían las asociaciones ecologistas, pero ahora millones de jóvenes y no tanto se suman a la protesta”, dice.

Consciente de que el cambio climático está asumido por todo el mundo: ciudadanía, empresas, gobiernos de todo tipo -excepto Trump, Bolsonario y China-, muestra su preocupación porque no se ponen las suficientes medidas para frenarlo. “Supone un cambio de modelo de desarrollo, a escala económica, energética, de transportes; un cambio de vida a nivel colectivo y personal. El rey de la calle es el coche cuando tendría que serlo el peatón. En Bilbao entran y salen a diario 180.000 coches; tendría que restringirse el tráfico con aparcamientos disuasorios a las afueras”, recalca.

El diagnóstico oficial de los expertos del Panel del Cambio Climático le suele dar miedo, pero tiene esperanzas de que se trabaje más en la línea de frenarlo. “Y es urgente actuar, porque las medidas no se hacen de un día para otro como tampoco las infraestructuras portuarias necesarias, o las adaptaciones en las ciudades. Hay que ver cómo ajustarnos a la situación que nos llega, que ya está aquí”.