CHARO no faltaba un viernes a su cita en el Serantes II. Junto a su amigo José María esta bilbaina apasionada de la música y del baile esperaba paciente en el restaurantes de Alameda de Urkijo la llegada de un grupo de amigos que todas las semanas se junta para disfrutar cantando. Lo hacen con pasión y lo contagian a clientes y camareros. Disfrutan regalando a los oídos de los clientes canciones de toda la vida que marcaron su juventud y la de muchas personas. Matías Berrocal, Julián Millán, José Ignacio Millán, Emilio Gómez, Tomás Gil, Xabier Amenabar y Modesto Martínez son algunos de los integrantes de un grupo que no tiene un nombre oficial, pero que bien podría llamarse felicidad. “La música nos unió siendo jóvenes y para nosotros quedar todos los viernes para cantar y compartir esta pasión nos da vida. Así somos felices y si logramos hacer felices a los demás nos sentimos satisfechos”, destacó Matías. Son muchas las canciones que llevan en su particular repertorio, pero es Lola de los Brincos su melodía preferida. Todos los viernes este grupo de amigos hace parada en la Bodeguilla y en el Serantes de Indautxu donde les tratan maravillosamente y se sienten a gusto.

Hace dos meses que Charo falleció y ayer José María, su amigo, aguardaba en la barra. “Estoy esperando a los cantantes. Son fantásticos. Esto es lo clásico bilbaino. Ir al bar tomar un vinito y cantar”, destacó.

Apenas cuando el reloj marcaba las 14.00 horas se asomaba por la puerta Matías, acompañado de esa guitarra con la que marca los acordes de las canciones; detrás le seguían Julián, José Ignacio, Emilio, Tomás, Xabier y Modesto. Los acordes de la guitarra marcaron la primera melodía... Voces graves que deleitaron a quienes se encontraban en el establecimiento. Algunos fueron integrantes del grupo Los Mitos; otros de los Genios y Xabier forma parte en la actualidad del Otxote Lur Maitea... “Éramos unos críos cuando solíamos ir al guateque en Matiko. Estaba mal visto y era la única manera de participar en aquellas fiestas que se organizaban. ¡Cómo disfrutábamos!”, recordó Xabier. A todos les apasiona la música con la que siguen unidos a pesar del paso de los años. “Hacemos el recorrido y después nos vamos a comer al txoko. Aquí solo nos importa disfrutar. Hay temas como la política que son tabú”, explicaron.

La conversación transcurría mientras que los seguidores del grupo esperaban más canciones. Jose María tenía prisa e interrumpió: “Lo siento, pero me tengo que marchar. ¿Os importa cantar la canción que le gustaba a Charo, Mi viejo San Juan de Los Panchos?”. Sus deseos fueron órdenes para los integrantes de este grupo de amigos. “¡Va por ti Charo!”. “Esta mujer nos solía esperar para oírnos cantar. Se ponía a bailar. Nos dijo que para ella era un regalo escucharnos”, relataron orgullosos. Las notas comenzaron a deslizarse por las cuerdas de la guitarra de Matías. La emoción se palpaba en el ambiente y José María se emocionó. No fue el único. Como broche final entonaron el Manda rosas a Sandra de Jimmy Frey dedicada para una servidora. Todo un lujo.