EL cineasta Nicolas Benamou se ha encargado de dirigir las dos entregas de Se nos fue de manos -la segunda cinta aún no se ha estrenado en los cines estatales-, y ahora presenta su última producción, A fondo, un particular largometraje en el que si bien hay gran parte de comedia, se combina con mucha dosis de acción. Tomando las novedades tecnológicas como puente, la historia presenta a una familia en su nuevo monovolumen, rumbo a su destino de vacaciones veraniegas. Tom, el padre, ajusta el control electrónico de velocidad en 130 km/h, e instantes después se da cuenta de que él no puede controlar su vehículo y la electrónica no responde: la velocidad se ha bloqueado y todas las maniobras para frenar el coche no surtirán ningún efecto. Sumergidos en ese viaje sin control, se desarrollarán situaciones tanto cómicas como trepidantes entre los miembros de la familia.
Si bien la opción fácil para rodar y dar forma a esta trepidante historia hubiese sido optar por un croma verde y falsear la acción, el equipo a cargo del poyecto, capitaneados por el propio Nicolas Benamou decidieron rodar sin trampa ni cartón, en plena autopista y a velocidad real. Una producción compleja en la que tuvieron que regirse por la climatología y hasta por interferencias militares que dejaban al equipo sin redes de comunicación, como desvela el director francés en una entrevista. “Nos dimos cuenta del alcance del proyecto ya metidos en el rodaje, ahora no nos dejarían hacerlo”, broma el cineasta. Sin embargo, la elección de un rodaje sin trucos otorga al filme una realidad que se transmite a la pantalla y acompañado de las facilidades técnicas que permiten la tecnología audiovisual de hoy en día, hacen de A fondo una película con una gran riqueza inusual.
Muchas de las secuencias han sido rodadas con el Scorpion Arm, un concepto de camara car que permite movimientos de cámara desde un coche completamente controlados desde el interior, permitiendo conducir a alta velocidad a la par que obtiene imágenes estables.
reto para los actores Esta apuesta tan arriesgada cautivó al elenco de la película, pero también se convirtió en un reto. El estar encerrados en un vehículo limitaba sus opciones, algo que corrobora uno de los protagonsitas, José García, quien da vida al padre de familia: “Todos llegamos tratando de aferrarnos a una habilidad o algo y no era posible, tuvimos que estar en directo, sin más preámbulos”.
Un rodaje que se desarrolló en Macedonia, donde tuvieron la oportunidad de recorrer largas carreteras tan solo para el rodaje, que como desvela el equipo, se convirtió en un reto diario. De hecho, a juicio del propio José García, el filme supondrá “un antes y un después, ya que es una verdadera proeza”.
Además de las limitaciones mencionadas, como apunta Benamou, el propio coche exigía ciertas necesidades. Fueron dos meses y medio de rodaje en el interior del vehículo y se tuvo que mantenerlo a punto para cada día, con un equipo de mecánicos, fabricantes de automóviles e ingenieros dedicados especificamente a ello. “Tuvimos que tratarlo con cariño y entender sus limitaciones”, reflexiona Benamou acerca de ese coche que, como también reconoce, se ha terminado por convertir en un personaje más de la película.
De hecho, el vehículo es el que detona la historia y el que encierra las situaciones hilarantes de la familia: “Comedia, escenas de fuerza, choques de personalidades”, confrontación y locura. Todo está plasmado”, apunta André Dussollier, otro de los protagonistas. Un equilibrio entre acción y comedia que terminará por juzgar el espectador.