Desde las sombras. Como Varys. Como Meñique. Como los Hombres sin Rostro. Ahí es donde Christina Moore mueve los hilos: detrás de las cámaras. Su trabajo como directora artística no es otro que supervisar la elección de las localizaciones y su adaptación al mundo de una serie fantástica que levanta pasiones: Juego de tronos. Y aunque su sitio está entre bambalinas, ayer Moore salió al escenario en el Paraninfo de la UPV/EHU ante una multitud de fans de la serie interesados en conocer más sobre los entresijos de la misma y sobre cómo esta ha sido diseñada y producida. “Me siento como una actriz”, confesó la artista londinense, galardonada en 2008 con un Emmy por su dirección artística en la película John Adam.

Ya desde el principio Moore advirtió que no soltaría prenda sobre la séptima temporada de la serie. “Mi contrato está escrito con sangre y sangre correrá si se enteran de que he contado algo”, dijo sonriendo al tiempo que se pasaba un dedo por el cuello. Sí que adelantó, no obstante, que obtuvieron “un material fantástico, con muy buenas tomas”, tanto en Barrika como Zumaia y San Juan de Gaztelugatxe. “En general, venimos a España por la cantidad de sitios y de escenarios posibles que hay, y de Euskadi, concretamente, lo que nos llamó la atención fue la costa”. Hasta ahí todo lo que pudo contar sobre el devenir de Poniente ahora que la reina Daenerys Targaryen, también llamada Daenerys de la Tormenta, La que no arde, Rompedora de cadenas, Madre de dragones, está apunto de arribar a sus costas con una promesa de acero, sangre y fuego.

Sin embargo, pudo explayarse sobre cómo se crearon algunos de los escenarios donde tuvieron lugar algunos de los momentos clave de la serie. Uno de ellos es la arena de Desembarco del Rey en el que Oberyn Martell, también conocido como la Víbora roja, se enfrenta a la Montaña en un juicio por combate para demostrar la inocencia de Tyrion Lanister. La escena, rodada en un hotel de Croacia, fue calificada por los fans como uno de los mejores combates de la serie. “Todo el mundo se fija en la cabeza de la Víbora roja reventada por la Montaña por sus propias manos, pero lo que yo veo es lo que hay detrás: los símbolos, las pinturas, las vestimentas, la arquitectura”, aseguró la directora artística.

Otro de los escenarios que explicó Moore fue la llamada Fosa de Daznak. En esta ocasión, la plaza de toros de la localidad sevillana de Osuna dejó la tauromaquia de lado para convertirse en el anfiteatro de Meereen en el que los Hijos de la Arpía se sublevan contra Daenerys de la Tormenta y aparece triunfalmente Drogon, el mayor de los tres dragones, para salvar a su madre.

Un mundo de mundos Tras cinco años trabajando como directora artística para Juego de tronos -desde la tercera temporada-, Moore asegura que la clave para construir un mundo de mundos, con culturas, facciones y pueblos con identidades tan definidas como diferentes, es cuidar el color, la iluminación, la arquitectura, los ropajes y las localizaciones del rodaje. “No queremos que lo que grabamos se parezca a Marruecos, a Croacia o a España, sino que se parezca al mundo de Juego de Tronos: un mundo diferente”. Para ello, indica que no basta con grabar en diferentes territorios, sino en juntarlos después y que diferentes localizaciones parezcan del mismo mundo. Y ahí es donde entra la magia del lenguaje audiovisual y de Moore. “Es un reto continuo”, confesó.

¿Cómo se da final a un día de rodaje en Juego de tronos? Limpiando la sangre. “Es lo más habitual en un día de trabajo”, comentó Moore. Asimismo, aseguró tener el mejor trabajo del mundo, ya que es soleado y le permite viajar a lugares maravillosos.

Pero sobre todo, aseguró que uno de los factores por los que los productores eligen volver una y otra vez a rodar tanto en Euskadi como en el Estado español es por el furor que levanta la serie. “Demostráis mucha pasión por nuestro trabajo y los extras lo dan todo”. Con o sin pasión, habrá que esperar como poco hasta la madrugada del 16 al 17 de julio para ver Euskadi transformado en el mundo de George R. R. Martin.