‘Sully’ , juicio al héroe
CLINT EASTWOOD RINDE HOMENAJE A CHESLEY SULLENBERGER, EL PILOTO QUE EN 2009 REALIZÓ CON ÉXITO UN AMERIZAJE FORZOSO SOBRE EL RÍO HUDSON
EN los últimos tiempos, no es frecuente escuchar buenas noticias sobre Nueva York, y menos aún con un avión implicado en ellas. Sully, la película de Clint Eastwood que este fin de semana se estrena en España, está inspirada en uno de esos alentadores y raros sucesos.
El 15 de enero de 2009 un inesperado encuentro con una bandada de pájaros provocó la avería de los dos motores de un avión A320. El capitán Chesley, Sully, Sullenberger (Tom Hanks) hizo amerizar el aparato sobre las frías aguas del río Hudson a su paso por Nueva York, salvando así la vida de las 155 personas a bordo.
El feliz desenlace de la historia es de sobra conocido por el público, de modo que la cinta se centra en lo que ocurrió después. Mucha gente ignora que el veterano piloto, alabado por la ciudadanía por su gran proeza, fue sometido a una investigación que pudo acabar con su reputación y su carrera. La National Transportation Safety Board, la agencia federal que investiga los accidentes de aviación civil en Estados Unidos, lo acusó de poner en peligro la vida de los pasajeros.
Según el protocolo, Sullenberger debía haber vuelto al aeropuerto de LaGuardia (al norte de Nueva York), pero el veterano piloto creyó que el avión que ya perdía altura no tenía la potencia necesaria para alcanzarlo y optó por un amerizaje.
Algunos comentaristas de televisión llegaron a afirmar que Sully era un fraude y que tomó una decisión equivocada que podría dar lugar a la suspensión de su licencia de vuelo y a la pérdida de la pensión. El propio piloto no dejaba de pensar en el incidente, reflexionando sobre si hizo bien o mal. En ese duro trance no le faltó el apoyo de su copiloto, Jeff Skiles (Aaron Eckhart), de su mujer, Lorrie (Laura Linney), y de otros profesionales que jugaron un papel aquel día, desde los controladores aéreos a los auxiliares de vuelo, pasando por los responsables de emergencias.
La cinta no sigue un orden cronológico, sino que acompaña los pensamientos del protagonista. Así, el largometraje comienza con una pesadilla del piloto en la que, en su intento de regresar al aeropuerto, choca con un rascacielos neoyorkino.
Posteriormente, varios flashbacks muestran lo que ocurrió realmente en el avión antes, durante y después de amerizaje.
La película hace el número 35 en la filmografía de Clint Eastwood (Sin Perdón, Million dollar baby, El francotirador) y, con una duración de 96 minutos, es el más corto de todos sus largometrajes. Como en varios de sus trabajos anteriores, el veterano actor y director reflexiona sobre lo que convierte a una persona en héroe y rinde un homenaje a un héroe real de nuestros días.
Para dar vida a ese personaje extraordinario, el octogenario director, también coproductor de la cinta, ha escogido a Tom Hanks, otra gran estrella que brilla con luz propia en esta película. Con bigote y pelo cano, el dos veces ganador de un Oscar se mete en la piel de un profesional con más de cuarenta años de experiencia que ve cómo se juzga su carrera por poco más de 200 segundos. Al igual que el abogado James Donovan en El puente de los espías, el personaje de Hanks en Sully es un profesional excelente y un hombre recto. Su figura inspira la misma confianza que Jimmy Stewart, Henry Fonda o Gregory Peck transmitían en títulos clásicos de los años 30, 40 y 50.
En el equipo técnico, la película vuelve a reunir a Eastwood con algunos de sus antiguos colaboradores, que también trabajaron en el reciente éxito mundial El francotirador: el director de fotografía Tom Stern y el diseñador de producción James J. Murakami, ambos nominados al Oscar por su trabajo en Al final de la escalera; la diseñadora de vestuario Deborah Hopper; y el montador Blu Murray.
El rodaje tuvo lugar en Nueva York, donde se logró el amerizaje que hizo famoso a Sully, pero también en Carolina del Norte, Atlanta y Los Ángeles.