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“Me enfada el periodismo que es una cuenta de resultados o una suma de egos”

Ha presentado en su ciudad, Iruñea, su primer libro, titulado ‘La trastienda de los informativos’. Helena Resano narra en él todo lo que hay detrás de un informativo

“Me enfada el periodismo que es una cuenta de resultados o una suma de egos”La Sexta

bilbao - Durante un tiempo fue la periodista de los ojos bonitos, y también la sustituta de Letizia Ortiz cuando esta dejó el Telediario de La 1 para ingresar en la familia Borbón. No le gusta hablar ni de una cosa ni de la otra, y es que Helena Resano tiene muchas historias que contar a diario. Le gusta implicarse, participar y, sobre todo, algo que repite a lo largo de la entrevista: dar voz a los que no la tienen y necesitan ser escuchados. A ella le llegan muchos gritos de gente que pide ayuda y lo que le gusta es amplificarlos para que todos puedan escucharlos. Su vida real, fuera de los platós, está centrada en su familia. Aitor, su marido, y Emma y Pablo, sus hijos, le hacen sentir cada día que ella es Helena, a secas. Quiso ser pianista, pero no pudo ser, así que ahora toca el piano en privado, una afición que le relaja. Le gusta buscar nuevas partituras que dominar y tiene una que ha puesto en su lista de busca y captura: Arietta Griega, de Edvard Grieg.

Se ha decidido por fin a escribir un libro.

-Era algo que había rechazado montones de veces. Me habían llegado propuestas para contar la vida con compañeros muy famosos y otro tipo de propuestas literarias, pero siempre dije que no.

¿Qué le ha hecho cambiar de idea?

-Este libro surge por la necesidad de ordenar mis clases de un máster de periodismo que imparto y por no sistematizarlas. En una conversación sobre periodismo, ya sabe que siempre hablamos de lo que nos apasiona con amigos y compañeros, y surgió la posibilidad de convertir en un libro lo que hay detrás de un informativo.

¿A quién le puede interesar?

-Quizá a alumnos de la facultad de Periodismo, espectadores de informativos que sean curiosos, gente que desconoce el trabajo que hay detrás.

Leyendo su libro entra un poco de vértigo, parece que viven ustedes, me refiero a los periodistas de televisión, en una olla a presión.

-Hay un extra de presión a la hora de ejercer el trabajo en una redacción de informativos, sobre todo si son los de mediodía. Pero la tensión, el estar pendiente de la actualidad, es algo común en todas las redacciones, no solo en una de televisión.

¿Es de las que está con el nervio puesto?

-Todo el día, pero creo que eso es común a todos los que trabajamos en esta profesión. Es cierto que los informativos de televisión pueden ser un poco más intensos.

Una premisa que hace ir contrarreloj a veces, porque lo último siempre es lo primero y lo que desbarata cualquier plan, ¿no?

-Así es. No se cierra una escaleta hasta que dices adiós y despides el informativo. El guion del informativo es el más abierto que existe.

¿Hay desgaste de ilusiones después de tanto tiempo trabajando?

-Más que de desgaste, hay que hablar del tiempo que te quita para otro tipo de vida: te quita tiempo de familia, de amigos, de ocio... Pero también es una profesión que a lo largo de los años te da muchas satisfacciones, es una profesión que amas y odias a partes iguales. Si te gusta contar lo que está pasando cuando está pasando, el periodismo te regala momentos inolvidables. Ser testigo de momentos históricos es un privilegio.

Volvemos a estar en elecciones, ¿no le parece que ya es demasiado, incluso para los periodistas que se extasían con la política?

-Estamos viviendo meses intensos y meses que jamás se habían vivido en esta democracia, es un reto histórico.

Le concedo lo de reto, pero un reto cansino más que histórico.

-Entiendo que el ciudadano pueda tener un cierto hartazgo, pero desde nuestro punto de vista, a la hora de contarlo, es un momento muy intenso y muy interesante. Hay cosas que están pasando y que pueden ser importantísimas.

Los políticos han ido más allá en televisión; de los programas más serios han saltado a la arena del entretenimiento.

-Son conscientes de que el posible votante está en todos los sitios, no solo en el formato tradicional, no solo en el mitin? Ellos juegan a hacer campaña en todos los formatos y en todos los foros.

¿Son creíbles?

-Habría que preguntarle al votante. Su veredicto debe estar en las urnas y los políticos lo tienen que testar en unas elecciones.

¿Qué es lo que más le apasiona de esta profesión?

-El poder que tenemos de dar voz y poner el foco en situaciones en las que si no estamos allí con una cámara, una grabadora o una libreta y no somos testigos de ellas, no se van a poder contar ni solucionar. Tengo en la cabeza el caso de Osman, el niño sirio que ha sido tratado en España de una parálisis cerebral. Nos llego a La Sexta por Bomberos en Acción, y si no la hubiéramos contado en los medios de comunicación, no se hubiera podido cambiar o mejorar.

¿Utilizamos poco ese poder?

-Quizá nos olvidamos de que lo tenemos y nos perdemos en la rutina del: dime, te diré, ha dicho, contesto? Tenemos mucho ruido que nos hace olvidar que existen situaciones en las que, si ejercemos nuestro poder, podemos conseguir algo. La base de esta profesión, el periodismo, es el ser la voz de la sociedad, sobre todo de los indefensos.

En ocasiones son más la voz de los intereses políticos o económicos.

-Son temas que tendrían que estar alejados de los profesionales de la información. Hay que ver y contar, insisto, dar voz a aquellos que no la tienen habitualmente.

¿Qué le enfada del mundo de la información?

-Cuando la profesión se mercantiliza y cuando el periodismo se convierte exclusivamente en cuentas de resultados o en una suma de egos. Es lo que me enfada, y son situaciones que hacen un flaco favor a los que estamos ejerciendo.

¿Cómo se vive la popularidad?

-Intentado ser siempre tú y no llenándote la cabeza de pájaros. Tengo la suerte de tener una familia que cuando entro por la puerta de casa me ayuda a ser solo yo, Helena, no la presentadora del informativo. La popularidad te puede ayudar y hay que saber utilizarla para poder dar voz a los que no la tienen. Cada vez que me piden ayuda para algo, ahí estoy yo. Es mi mejor forma de ayudar, el ser una cara y arrastrar a gente para apoyar una causa.

Cambio el teclado del piano por el del ordenador, ¿sigue tocando?

-Sí, me hubiera gustado ser concertista; no pudo ser, pero yo sigo tocando el piano, aunque no tanto como me gustaría. Llevo meses detrás de una partitura que no he encontrado, incluso la he buscado en Iruñea, en la tienda en la que siempre he comprado y, nada, no la encuentro.

¿Qué pieza musical es?

-Es la Arietta Griega de Edvard Grieg, un pianista noruego; la escuché un día en la radio y la quiero encontrar. En Madrid aún no he tenido tiempo de buscarla, cerraron una tienda que había al lado del Real donde iba a comprarme las partituras, y ando un poco perdida. Lo que más me motiva en el piano es estrenar una partitura nueva y conseguir dominarla. Volver a tocar todo el rato el mismo repertorio cansa. Sigo tocando y es algo que me relaja mucho.