Bilbao - No por nada en la casa que regenta, la Librería Cámara, aún humea el premio Librería Cultural 2014. Quiere decirse que Javier Cámara, descendiente de una estirpe de alquimistas de los libros, los hermanos Cámara -Javi, Ángel y Santi, estos dos últimos ya fallecidos-, maneja hoy entre sus manos un local casi mágico, una vieja estancia donde el libro campa a sus anchas y la cultura pasta en libertad.
Pongámonos de acuerdo: ¿agoniza o no el libro?
-Hay que estudiar bien la situación. Durante siglos el papel ha ostentado el monopolio de la transmisión de la cultura hasta que aparece Internet. Y a partir ahí, empieza la competencia por el tiempo de ocio.
¿Y además?
-Más allá de esa competencia de soportes y alternativas, por otro lado aparece el libro digital.
¡Adiós!
-No, no. Hay que vender libros en todos los formatos, pero el sector del libro no ha sabido interpretar a los lectores.
Explíqueme eso.
-El editor pensó que con el libro digital no le hacían falta intermediarios: ni libreros, que ya vendían los libros, ni distribuidores. Y cuando ya estaba toda la cadena montada decidió no dar los contenidos. ¿Qué hizo el consumidor...? Lanzarse a la piratería, como es lógico.
¿Tan grave es?
-Un escritor de renombre me comentaba hace poco que había vendido 30.000 libros en papel y 16 en formato digital. Imagínese. La alternativa ha sido nefasta.
¿Cómo se llegó a este punto?
-Es una guerra de los 90 que se libra entre el lobby tecnológico y el cultural, liderado por un guitarrista de Metálica. Ganaron los segundos, que defendían una falsedad: la cultura gratuita.
¿No lo es?
-Hace falta un ADSL de 32 megas y las tecnológicas se enriquecen con cada pinchazo. Al final, el dinero no va para el autor, pero el dinero sí que se mueve.
¿Qué porvenir aguarda a los escritores?
-Es difícil predecirlo, pero no parece muy halagüeño. Ahora quieren poner en Europa un canon digital para legalizar el pirateo.
¡Es la era digital!
-Si algo se puede digitalizar, se digitaliza. Pero pensemos, por ejemplo, en el voto. Tú vas a una urna y tienes la garantía de a quién has votado y de que es difícil modificar eso...
Pero...
-¿Cómo tienes la certeza de que tu voto digital ha llegado y en las conidiciones que votaste? La duda queda ahí.
No me diga que no es más cómodo llevar 400 páginas en un aparato tecnológico que a cuestas.
-Sí, claro. Pero hay autores que nos recuerdan que la lectura en papel potencia la concentración y que un iPad, por ejemplo, fomenta la multitarea para la que solo está preparado el 2% de la población.
¿Sufre el librero ante todo este cambalache de hábitos?
-El librero es un drogadicto de los libros que quiere enganchar su droga a los lectores. Es más, mucho más que un comerciante. Y en esa pelea estamos.
librero