Bilbao - Zigor Iturrieta tiene 40 años que nadie le echaría; según él “por la montaña, que me mantiene joven”. Es especialista en ultra trails (carreras de montaña de más de 80 kilómetros). Tras Xuban Intxausti y Pili Manterola, se pondrá al frente de sesenta capítulos de una hora de duración de lunes a viernes. Nació en la localidad vizcaina de Amorebieta, “concretamente en Euba”, y es hijo de José Luis Iturrieta, durante muchos años periodista de DEIA con un profundo conocimiento de todo lo relacionado con la cultura, geografía, tradiciones y, ¡cómo no!, la cocina de Euskadi. Cocinero de profesión, este es su primer cometido audiovisual. Se relaja oyendo la radio mientras plancha o cocina. Es el único hijo que va a casa de su ama con tuppers llenos de comida en lugar de al revés y, cuando hay una cena, la cuadrilla siempre le invita... a cocinar. ¡El último mirlo blanco!
¿Nuevo presentador, nuevos contenidos?
-Habrá muchas novedades: antes venía todas las semanas un cocinero que preparaba recetas de su restaurante. Este curso no será así. El lunes, los invitados serán deportistas. Hablaremos de ellos, de las comidas convenientes para su especialidad y haré un menú ateniéndome a eso. El martes será el día de los únicos colaboradores fijos, dietistas. Habrá uno vegetariano, otro deportivo, un médico más convencional y un cocinero macrobiótico, algo que está muy de moda. Con cada uno prepararé recetas diferentes, aunque en el último caso yo sólo seré el ayudante y él explicará en qué consiste este tipo de cocina y hará dos o tres platos. El miércoles será el día de las amamas, es un homenaje a nuestras tres estrellas Michelin de toda la vida. Y los jueves es el día de los productores, desde el que tiene una sidrería al que cría gallinas.
Cuando empezó el programa, en marzo de 2013, Alberto Arizkorreta -su director- lo definió como un ‘gastrotalk’, término que une cocina y charla. ¿Sigue siendo válido?
-Ahora es más talkgastro, ja, ja, ja... Se trata de hablar y cocinar en buen ambiente. No se puede definir solo como un programa de cocina. Claro que se cocina, pero es más estar hablando mientras hacemos el menú.
Intxausti se defendía en la cocina lo justo. Manterola tenía su propio restaurante y trataba a los invitados de igual a igual. ¿Y usted?
-Mis invitados no van a ser profesionales, aunque alguno sí habrá. Yo quiero que venga una señora y prepare las albóndigas como les gustan a sus nietos. Pero también vendrá el cocinero de una sidrería, hablaremos de la historia de su establecimiento (que es del siglo XV), de las variedades de manzana... y además cocinará.
¿Prepara más novedades?
-Sí, cuando pensaron en mí para Txoriene dije que era padre y lo importantes que son las peleas diarias con los críos para que coman acelgas, pescado... Por eso, el viernes será el día de la familia: cómo hacer esto más entretenido con unos canelones de acelgas, una hamburguesa de verdel o unas albóndigas de garbanzos. Las nuevas generaciones no tienen relación con la comida. Yo lo que veo es que si mi hija quiere hacer algo, lo probará. Es el orgullo de haberlo preparado uno mismo. En el programa haremos una flor con un huevo frito y espárragos, veleros de huevo cocido... Si sale un fin de semana malo, se puede jugar con los niños en la cocina.
Es su primera experiencia televisiva. ¿No le da un poco de vértigo?
-Tengo algo de experiencia delante de una cámara porque he hecho vídeos para mis espónsores deportivos. Esto es un reto más que incluye experimentar con ingredientes que no había usado antes, como las algas. Así que del todo nuevo no soy, pero mi pasión es la cocina: yo cocino todos los días pero no corro todos los días, aunque es lo que me gusta. Enseguida me di cuenta de que trabajando en un restaurante, con esos horarios, no iba a poder.
¿Hay algún plato que se le resista?
-No se me ocurre. Si en algo soy mejor que corriendo es cocinando.
¿Y algo que ‘borde’?
-Los potajes en general y una cosa tan sencilla como los puerros con patatas.
¿Algo que le guste a usted?
-Todos los días como ensalada si puedo y soy muy de pescado.
¿Cómo empezó en los fogones?
-Con 7 años, en el recreo ya iba a ayudar a la cocina de la ikastola, creo que para hacer la pelota (se ríe), porque como les echaba una mano después me daban de comer lo que quería. Desde pequeño quería ser cocinero y después estudié Hostelería. He estado con los mejores: Berasategui, Arbelaitz, tres años en el Etxebarri de Axpe, en el López de Haro de Bilbao, en Francia con Michel Guérard...
¿No es increíble que con el auge de los programas de cocina, la gente apenas sepa hacer nada?
-Es triste. La gente sabe mucho y no cocina nadie. Ponen excusas, pero creo que es más pereza. También es cierto que los productos ya elaborados que pueden comprarse han mejorado bastante. Se están haciendo programas de televisión muy entretenidos: la gente aprende, pero no lo pone en práctica.
¿Tiene un favorito entre todos los cocineros televisivos que ha visto?
-Arguiñano, por ser el primero y por seguir en la brecha. Me gustan los guiños que hace al público.