Sopuerta - La vieja farmacia de la familia de La Colina se reconstruyó hace dos años en una sala del Museo de las Encartaciones tal cual estaba a principios del siglo XX. Javier de La Colina, el penúltimo eslabón de esta saga -que se estableció en Sopuerta en 1840 y ha sido testigo de las vicisitudes locales, como el boom y declive de la minería- también ostentó la Alcaldía. “Cuando era niño, a mis amigos y a mí nos encantaba jugar aquí”, rememora frente al moderno edificio de cristal por el que hoy día se accede a la Casa de Juntas de Abellaneda.
El paisaje ha cambiado desde entonces.
-Para empezar, el tejado del edificio siempre fue normal y corriente. Cuando yo tendría unos diez años venía a verlo con mis amigos y nos impresionaba la cárcel que había en el sótano con sus grilletes de hierro y cepos de madera, así como una ventana para que los presos oyeran misa. También sobrecogía la sala de armas en la que se impartía justicia. El aspecto actual, recreación de una casa torre almenada, data de la reforma que se llevó a cabo sobre los años cincuenta.
Se ha discutido mucho si la Casa de Juntas pertenece a Sopuerta o a Zalla...
-Para mí no hay dudas.
¿En qué sentido?
-La hipótesis de la titularidad de Zalla surgió precisamente durante las obras. Alguien dijo que así se desprendía de un mojón que habría aparecido entre los escombros. No es lugar muy lógico para situar un mojón... Además, el Ayuntamiento de Sopuerta asumía los gastos de la leña de la estufa de la escuela de Abellaneda colindante a la Casa de Juntas. ¿No vamos a pagar algo que está en territorio de Zalla, verdad?
Usted compara al municipio con una persona: cuenta con cuerpo y alma. Explíquese.
-Es fácil. El alma es el mineral de hierro. Se cuenta que Plinio el Viejo, inspector de minería del Imperio Romano, el primer historiador que pasó por aquí -murió en la erupción del Vesubio que sepultó Pompeya- al ver los montes exclamó que eran todo hierro. Y el cuerpo ha evolucionado a través de los siglos con un denominador común: ha habido varias repoblaciones, yo mismo soy fruto de una de ellas, puesto que nací en Asturias.
¿Cómo transformó Sopuerta la minería a finales del siglo XIX?
-Fue la que llamo la segunda de las cuatro grandes repoblaciones. El número de habitantes se quintuplicó. Había más de mil personas trabajando en la extracción de hierro y en el barrio minero de Alén llegó a vivir medio millar. Esa zona, que hoy tiene una o dos casas habitadas, contaba a principios del siglo XX con cuartel de la Guardia Civil, casino, botiquín de farmacia, batzoki, casa del pueblo, etc. A pesar de que nos llamaban ‘la California del norte’ en un claro paralelismo con la fiebre del oro, no todos nos conceden ese pasado minero, tal vez porque la mayoría del hierro extraído se exportó por Castro Urdiales y Saltacaballo y no computó en Bizkaia.
Sería duro asimilar el fin de ciclo.
-Todavía hubo otro resurgimiento, la tercera gran repoblación, en 1950, ya que hacía falta hierro para la Guerra de Corea. En aquella época se instaló en Sopuerta el mejor lavadero de mineral de Europa. El pueblo recibió a 3.500 inmigrantes sobre todo de Andalucía y Extremadura, que se sumaron a las familias procedentes del resto de Enkarterri, Galicia, Ávila, Aranda de Duero, Aragón o Nafarroa.
¿Qué vestigios se conservan de esa etapa dorada?
-Túneles, la estación de las Barrietas, que se ha reconvertido en vivienda, cargaderos y lavaderos, barrios como Alén, el Alisal o el Castaño nuevo, hornos de calcinación, un dique de decantación de barros y los restos del trazado de los ferrocarriles mineros. Algunos se han transformado en vías verdes para el senderismo.
Habla de cuatro repoblaciones. ¿Cuál falta?
-La que se ha producido durante el boom urbanístico. Parejas jóvenes han ocupado las viviendas que se han construido en los últimos años, en 2012 se registró un pico fuerte de nacimientos. Aquí se junta lo ideal para vivir: servicios educativos, campos deportivos, parques infantiles, el mejor carrejo de pasabolo del mundo, la segunda plaza de toros con más aforo de Bizkaia por delante de Orduña, ambiente puro y un paisaje bellísimo con una media de mil árboles por vecino. El único hándicap es la mejorable cobertura del transporte público. En la época minera existían tres líneas de tren, una de las cuales se adaptó para uso de pasajeros.
Se olvida de la tranquilidad. ¿De dónde viene el lema ‘Sopuerta, valle del sosiego’?
-Yo lo inventé cuando fui alcalde en la década de los setenta. Puede que como herencia de las guerras de banderizos medievales, siempre han existido rencillas entre barrios, en especial entre los principales de Mercadillo y La Baluga. Quise buscar una frase que aglutinara al municipio en su conjunto y se me ocurrió esa.
farmacéutico y exalcalde de sopuerta