Triana, en el recuerdo
Rockeros y flamencos andaluces rinden homenaje al grupo de Jesús de la Rosa, cumplidas tres décadas de su muerte
hace ya más de tres décadas que Triana dio su último concierto, curiosamente, en Euskal Herria. El fallecimiento en accidente de tráfico de su líder, Jesús de la Rosa, truncó la carrera de un grupo que se inventó la etiqueta de rock andaluz y que a mediados de los 70 emparentó las ansias de libertad de una sociedad que preveía la muerte de Franco con el costumbrismo andaluz, el rock progresivo y el hedonismo drogota. El martes se edita Recordando a Triana (Warner), un disco en el que el rock indie andaluz y el flamenco más osado -de Veneno a Estrella Morente y miembros de Planetas, Largartija Nick y Sr. Chinarro- revisan sus temas.
El pasado 14 de octubre se cumplieron 30 años de la muerte de Jesús de la Rosa, compositor, cantante y teclista de Triana, trío que formó en 1974 junto a Juan José Palacio (Tele), a la batería, y Eduardo Rodríguez, a la guitarra flamenca y excomponente de Los Payos. Se dejó la vida en la carretera, cerca de Burgos, cuando regresaba del festival solidario que acogió el Velódromo de Anoeta, el 14 de octubre de 1983, a favor de los damnificados por las inundaciones sufridas en Euskadi.
A pesar de que allí acabó su carrera, el legado de Triana sigue vivo ya que, si bien es cierto que apren-dieron de Smash, el trío consolidó la etiqueta del rock andaluz y abrió las puertas a bandas que siguieron sus pasos, como CAI, Imán, Guadalquivir, Alameda o los incombustibles Medina Azahara. Y su influencia prosigue en el siglo XXI, como probó recientemente Recuerdos de una noche, doble CD que incluía lo mejor de sus seis discos, y consolida la edición de Recordando a Triana, trabajo que se plantea como un homenaje parido en Andalucía y que combina oficiantes rockeros y flamencos.
Recordando a Triana, cuya portada firma Máximo Moreno, responsable de la iconografía visual del trío, enlaza el arte joven de las actuales y fértiles escenas musicales de Granada y Sevilla con una mezcla de artistas de rock y flamenco. El detonante fue Antonio Lomas, percusionista de Grupo de Expertos Solynieve. “Tenía la idea desde hacía tiempo y un día se lo comenté a David Pareja, representante de músicos”, explica Lomas. Esa puesta en común de ideas fructificó con la creación de una “banda base”, el grupo Maga, que sirve de hilo conductor y dota de unidad al sonido de un disco que va dando paso a multitud de cantantes y otros músicos.
Ese pilar común es lo que diferencia a este homenaje de otros mediatizados por la disparidad de sus participantes. “En otros tributos cada banda o músico hace su versión, pero aquí hay un grupo base con di-ferentes voces invitadas que aportan su personalidad”, explica Javi Vega, miembro de Maga. “Triana fue una mezcla de rock y flamenco, y eso es lo que hemos querido hacer en este CD grabado en los estudios Producciones Peligrosas, en mitad de las Alpujarras, y con la banda tocando en vivo”, apostilla.
Pink Floyd con duende En la Sevilla de finales de los 70 se decía que Triana sonaba, salvando las distancias, como si Pink Floyd fueran andaluces. Con parte de razón. Y esa comunión con el rock progresivo y alucinado se dispara en este tributo que, musicalmente, se decanta hacia las guitarras eléctricas y el rock progresivo, con gran presencia de teclados y sintetizadores. No en vano, ahí están J., de Los Planetas, y Antonio Arias, de Lagartija Nick, llevando a su terreno el mítico Recuerdos de una noche y la más oscura Ya está bien, en clave de rock psicodélico y experimental-progresivo, respectivamente.
Sr. Chinarro firma un Señor Troncoso acústico, Julio de la Rosa vuelve dramática Luminosa mañana, y Kiko Veneno convierte en propia Desnuda la mañana. Noni y Ale, de Lori Meyers, hacen sonar drogota Todo es de color y, entre la representación flamenca, destacan Estrella y Soleá Morente con un Sé de un lugar repleto de guitarras oníricas, Argentina con Juan Habichuela nieto en Abre la puerta y Niño de Elche en Hijos del agobio. La mayoría himnos, que planteaban una comunión del ser humano con la naturaleza a través del amor, la vida, la risa, la amistad y las drogas.