Dirección. Marcus Dunstan. Guionistas. Marcus Dunstan y Patrick Melton. Reparto. Josh Stewart, Michael Reilly Burke, Andrea Roth, Juan Fernández, Karley Scott Collins, Madeline Zima y William Prael.

ESTE viernes (viernes 13+2) se enfrentan dos largometrajes de cine fantástico o de terror con una tipología muy diferente. Por un lado tenemos la celebración del cine gore en The Collection, una película de excesos y celebración sin tapujos. Y por otro lado se estrena Retornados, más comedida y mínimamente desapacible.

The Collection viene de la mano del equipo que ha firmado Saw IV, V y VI, es decir, una saga que ha hecho de un juego macabro su seña de identidad. Una inventiva basada en una alusión constante al espectador (¡tú eliges!). Un juego que agota todo su alumbramiento en la primera entrega da la saga (presencia de cámaras, retos de los "concursantes"?). Lo que vino después fue pura repetición.

En The Collection, en cambio, asistimos a una desagradable invitación a una fiesta de pastilleros que celebra su extenuación en un ambiente de subidón (el portero de la discoteca merecería otra mención). Es la única mirada irónica y sarcástica del director entre la orgía de sangre que nos ofrece después. Con este tipo de propuestas conviene cuidar los adjetivos: el término "desagradable" puede decir "agradable". ¿Dónde está el límite del gore o de la sugestión cuando vemos el aplastamiento y la explosión de vísceras desde el minuto tres?

Lo mejor (por utilizar algún termino) del filme es la escena y la concepción de la discoteca (legal o ilegal), mostrada desde el lenguaje del videoclip (imágenes ralentizadas, de puro éxtasis). Es lo que nos viene a decir: todo es fiesta. Todo es oscuridad. Y poco más. El malo del filme, encapuchado y con ojos brillantes, mata a diestro y siniestro sin importarnos la razón. Tampoco ayuda la presencia omnipresente de los informativos: una idea demasiado recurrente para concluir que el psicópata es supermalo. No olvidemos que The Collection es la fiesta de la desmembración del cuerpo humano. Una fiesta que nace de las sobras de The Collector.

Retornados (Filmax), parte de una película con vocación internacional. Ya ha vendido sus derechos a Latinoamérica, Taiwán, Oriente Medio y Estados Unidos, entre otros países. Rodada en inglés y dirigido por Manuel Carballo, es una película que se nutre del thriller fantástico para contarnos una historia de los "retornados": otro concepto creado para decir algo nuevo sobre lo ya dicho. Irremediablemente predecible y transparente, Retornados se vende como una película que "no es de zombies" (una pena) "ni de humanos" (de acuerdo). ¿De qué trata, entonces? De unos seres apestados. Y otra vez, como ocurriera en The Collection, son las pantallas (dichosos informativos) las plataformas que advierten de que existe una plaga de retornados. El diseño de producción tiene estas cosas: puedes hablar de pandemias mundiales y después mostrar los mismos manifestantes en todos los planos para que parezca que todo el mundo está en contra de los retornados. En ese sentido, la ambición por contar algo global desde la escasez de medios tiene un efecto curioso: consigue desengañarnos de la historia, pero puede que lleguemos a valorarla. Intenta desarrollar el aspecto emocional de la narración dentro de su sencillez narrativa, pero plantea escasas sorpresas: el primer plano es ya lo suficientemente revelador y la cena entre las dos parejas de amigos parece concluyente. Es curioso: The Collection explicita la apología de mostrar; Retornados no se atreve a enseñar el efecto de la transformación de los retornados (solo en los títulos de crédito y en una escena aislada). Dos películas que metaforizan el miedo. Lo que vemos reiteradamente no da miedo. Lo que no se ve tampoco. No hay nada como sugerir.