Que San Kalimotxo bendito le pille confesado o, mejor, sobrio. Porque al sestaoarra Asier Urrate no le salva ni Santa Cerveza, ni San Zurrakapote ni siquiera un santo más cargadito de alcohol, San Vodka. Alcalde de Bentretea, una pedanía de Burgos, destituyó a la Virgen para elevar a los altares al patrón del botellón, San Kalimotxo, y eso, claro, a la larga pasa factura y es pasto de excomunión. Pero gracias a su irreverencia y a una iniciativa suscrita por Santa Juerga, ha conseguido poner en el mapa a este pueblo y organizar un fiestón de los que hacen época. Cada 8 de agosto, la devoción en Bentretea aflora a raudales y un pequeño enclave con dos parroquianos censados se convierte en un hervidero de almas dispuestas a venerar a San Kalimotxo, el mártir que todo un pueblo se ha encargado de entronizar porque, ya se sabe, el bebercio une a practicantes de todas las religiones.

Asier Urrate lo tenía más que claro. Ni aguardiente, ni ron, coñac o whisky. Un delicioso elixir de vino y Coca-Cola para humedecer el gaznate y alegrar el cuerpo. Cómo un chaval de 24 años se erigió en alcalde y cómo se ha consagrado a la orden de San Kalimotxo obedecen sólo a la nocturnidad y la alevosía. "El último alcalde dimitió y, como o se presentaba alguien del pueblo o Bentretea pasaba a ser un barrio de Oña, un grupo de jóvenes nos armamos de valor y, a eso de las cinco de la mañana, decidimos presentarnos por la candidatura de Tierra Comunera, la última que había ganado", confiesa este vizcaino que se postuló como alcalde con sólo 21 añitos.

Pero para que el de arriba no se cabrease más de la cuenta, hicieron trampa al calendario. "Adelantamos el fin de semana de fiestas porque la nuestra es una fiesta pagana", declara. Ya son tres años consecutivos los que el 8 del 8 hay fiesta hasta las ocho. No en vano, el pregón se lee a las tres de la mañana. "Que por nuestros cuerpos corra el dulce néctar de nuestro santo", exclama Urrate, sin ahorrar proclamas pecaminosas. No es inspiración divina. "Es que esas ideas sólo se tienen a esas horas", dice aclarándose la garganta.

Aunque no sea santo de su devoción, desmiente que hayan eliminado la procesión de la Virgen que habitualmente presidía los festejos bentreteanos. "La Virgen allí está, en la iglesia. Quien quiera portarla y sacarla en procesión que la coja. Nosotros no vamos a decir nada pero tampoco vamos a llevarla", sentencia un chaval que, al principio, compaginaba su cargo con el de repartidor de pizzas.

Y es que gracias a la idea de este regidor de revitalizar las fiestas, las 48 casas del pueblo cuelgan ahora en verano el cartel de completo. De dos vecinos censados en invierno, en agosto más de 150 personas, fundamentalmente familias vizcainas, toman al asalto la localidad de la Bureba que tiene de referencia al ayuntamiento de Oña. "Yo voy siempre que puedo. Antes subía todos los fines de semana, pero ahora he retomado los estudios después de seis años de tenerlos aparcados y voy algo menos", asegura este joven, dispuesto a cursar Educación Infantil.

Ni apear a la Virgen, ni parodiar a Borat en el pregón de este año son consignas muy bien entendidas en el pueblo. "Sólo se reían de las gracias mis amigos, yo creo que algunos vecinos no entendían nada". Pero el reparto gratuito de kalimotxo apacigua los ánimos y reconcilia los espíritus. "El primer año, trajimos 300 litros de vino y una hormigonera para hacer la mezcla con el refresco de cola, pero había que limpiar el camión y era un lío", confiesa.

El que no falla es el santo, un vecino de la misma cofradía que Urrate y practicante del mismo credo, el gamberro. "¡Milagro, la sangre de Cristo!", vocea a su paso mientras la feligresía se rinde entregada. Desde su tractor, reparte kalimotxo y ensalza la embriaguez y el peculiar jugo que espolea las ánimas. Todo por gracia del nuevo santo de Bentretea. El kalimotxo que obra milagros.