bilbao. Llueve a mares, como si se hubiese partido el cielo en dos. Por la cuesta de Usategi, allá en el Puerto Viejo, baja un hombre que titubea y se detiene, bajo el aguacero, a la altura de una casa roja y blanca. "Era una réplica del cuadro que tenía en casa", recuerda. Son las diez de la noche. Se abre la puerta y una mujer sale dando voces. ¡Está usted loco, está usted loco! El hombre sonríe, calma a Elena Arreola ("no la olvidaré jamás"), y dice "mi bisabuelo nació en estas casa. Son mis raíces...". Le abre la puerta y entra para tomarse un café. "Quise comprar la casa pero nunca me la vendieron...".

¿Era una necesidad?

Me he sentido vasco siempre. Mi padre me obligaba a contar las ovejas en euskera. Durante años guardó una hoja del árbol de Gernika como una reliquia entre dos libros. Pensar que....

¿Qué?

Que en mi primera visita a Euskadi me llevé dos esquejes y tengo dos hermosos robles, hijos de aquel árbol, en el jardín de casa.

Puestos México y Euskadi en la balanza...

México es mi derecho de suelo y Euskadi es mi derecho de sangre. ¿No se dice de un perro que es setter irlandés aunque no haya pisado jamás Irlanda...? Ese derecho está reconocido incluso por los romanos.

¿Qué se llevaría de una tierra a otra?

La alegría y un pedazo del corazón blando de los mexicanos y los principios y valores de los vascos. Son ustedes, somos, un pueblo de fundamentos éticos.

¿Le duele el estigma de la violencia que acompaña a ambos pueblos?

Me duele, claro que sí. Soy antiviolento por naturaleza. Pero mientras en Euskadi hubo un sustento ideológico en la raíz de aquella violencia, en México esa violencia sólo tiene un origen: el dinero fácil.

¿Dónde está el problema?

En la educación. Hay que educar a más jóvenes para encarcelar menos adultos. Y no es sólo una cuestión de familia. Yo acuso a la sociedad civil; en el mejor de los casos de ser autista y en el peor de ser indiferente, desdeñosa e irresponsable. Ahí están, sentados en el café condenándolo todo, criticándolo todo y sin aportar soluciones.

Se acerca el bicentenario de la liberación de México...

He ahí una buena metáfora del carácter de los vascos...

¡Explíquese!

América fue conquistada por extremeños y liberada por vascos. Lea los apellidos de los libertadores. Iturbide, Abasolo, Idoyaga. ¿Sabe que Pancho Villa se llamaba Doroteo Arango?

Ha hecho usted lo que se llama toda una carrera. ¿Qué le viene la cabeza si pronuncio Coca Cola?

Una botella de champaña negro.

¿Y si digo Pepsi?

¡Humm! Agua sucia colada por un calcetín viejo. Le diré algo...

¡Soy todo oídos!

Coca Cola es el éxito comercial más grande de la Historia de la Humanidad.

¡Revéleme la fórmula!

¿Del refresco? ¡Ni hablar!

No hombre, no. De cómo se consigue semejante impacto.

Buen sabor en el paladar, disponibilidad absoluta en todos los rincones del planeta y el hecho de ser un satisfactor caprichoso de bajo precio. Además, en los países pobres somos la energía del trabajador. Se sustenta con ella.

Firma poesía bajo el pseudónimo de Juan del Jarro...

Le robé el alma a un pordiosero de mi pueblo, gran persona: medio filósofo y medio poeta.

Y si le sale un mal verso en su nombre...

¡Apelo a su indulgencia! Ja, ja, ja.