Los chinos de DFSK juegan ya con tres piezas. La incorporación del Seres 3 permite a la firma oriental dar un paso estratégico ingresando en el segmento emergente de los coches eléctricos. La nueva propuesta es, por tanto, un complemento de alcance comercial limitado para una escueta oferta que se decanta claramente por la escuela de diseño SUV. La cultiva el recién llegado y también los dos productos en cartera, cada uno a su estilo.

El primero en aterrizar en el mercado fue el 580, modelo estrenado a mitad del curso pasado. Viste un corpulento y capaz envase de casi 4,7 metros, que contiene siete plazas distribuidas en tres líneas de asientos. Lo impulsa una mecánica de gasolina 1.5 turbo, que admite la adaptación para funcionar con GLP. Envía sus 145 CV a las ruedas delanteras por medio de transmisión automática de variador continuo.

El DFSK 580 propone dos terminaciones. La más asequible cuesta lo mismo que el Seres 3 con todas las bonificaciones. El acabado más completo incrementa la factura en unos dos mil euros.

La otra alternativa con impulsión tradicional es el F5, un crossover de porte esmerado y hechura cupé. Este modelo, que también ronda los 4,7 metros, se caracteriza por el acusado declive que imprime al parabrisas trasero y a la zaga en general, rasgo que confiere una cierta impronta deportiva. Esta no trasciende demasiado al comportamiento dinámico. El propulsor de gasolina con 137 CV elegido procura solvencia y agilidad sin efusiones. Como el del 580, admite la transformación a gas, lo que rentabiliza su uso y concede la etiqueta medioambiental Eco. La intervención supone un suplemento de unos 1.800 euros, con lo que el desembolso final supera ligeramente los treinta mil euros.