Sonia Prieto, gerente de Enekuri Motor habla en nombre del grupo Carwagen, forjado por su padre Boni a partir del concesionario homónimo de Volvo. Además de a la marca sueca, la empresa representa hoy los intereses de Jaguar, Land Rover, BMW y Mini. Su mensaje mezcla inquietud por la situación sanitaria, incertidumbre por las consecuencias económicas y confianza en salir del bache.

¿Cómo han reaccionado ante esta situación sin precedentes?

—Tras el cierre tanto de la venta como del taller, hemos creado dos líneas de emergencia: una para el canal de ventas 'on line' y contacto con el cliente, y otra más importante con un servicio de emergencias en el taller. Cribamos las llamadas y, si entendemos que es una emergencia, activamos el taller a puerta a cerrada. Hay algunos problemas con el suministro de piezas, pero contamos con coches de sustitución que permiten salir del paso al cliente. Estamos en servicios mínimos.

¿Mantiene abierta la venta 'on line'?

—Se puede hacer una operación si es el caso. Trafico puede matricular, porque es una operación 'on line', pero no puedes ir físicamente a presentar ninguna documentación que se requiera. Algunas compañías de renting ya no nos permiten matricular, el banco propio de BMW no quiere financiar coches. Es complicado. En teoría podríamos matricular, pero no hacer entregas porque la tienda está cerrada.

Han tenido que reducir gastos

—Hemos tenido que hacer un ERTE parcial, quedándonos solo con algunas personas para cubrir los servicios mínimos. No ha quedado otro

remedio. Ha sido todo de 0 a 100, del "no pasa nada" al "tengo que cerrar la tienda". Hemos reducido los gastos al mínimo. Salvo los de personal, casi todos los demás están derivados de la venta (publicidad, promoción, atenciones a clientes).

¿Cuál es la respuesta de sus marcas?

—He de decir una cosa buena: todas las marcas nos han ayudado. Nos han adelantado rápeles del trimestre de venta, posventa y renting sin haber alcanzado los objetivos al 100% para que tengamos liquidez. Se están volcando. Los fabricantes y los concesionarios no somos nada los unos sin los otros.

¿Ve el futuro con inquietud?

—No sé qué va a pasar. Es un parón del que creo nos vamos a recuperar paulatinamente. Los talleres se llenarán más o menos rápido: la gente

tendrá que reparar su coche, hacer revisiones. Las ventas nos van a costar más. El segmento que tocamos, medio-alto, no sé cómo va a

comportarse. Los autónomos, después de dos meses sin facturar, saldrán tocados. Las personas que han sufrido ERTEs no van a tener muchas ganas de comprar coche nuevo. El particular saldrá tocado y las empresas también. Hasta después del verano no estaremos más o menos como antes. Me da mucha pena porque íbamos muy bien, como un tiro, sobre todo en BMW, Mini y Volvo, y de este frenazo no nos vamos a recuperar al 100%. Es verdad que nuestros bienes, a diferencia de lo que sucede en otros sectores, no son perecederos. Los coches se deprecian, pero sabemos que los vamos a acabar vendiendo, no tendremos que tirarlos.

¿Confía, por tanto, en aguantar el chaparrón?

—En Carwagen vamos a aguantar porque nos ha pillado en buen momento de liquidez. Los fabricantes, lo primero que han hecho ha sido

ayudarnos para que podamos aguantar, pero se tendrán que poner a trabajar para ver que hacemos en el futuro. Ojalá supiera qué es lo que va

a pasar. Lo que más me preocupa es la incertidumbre. El parón lo estamos asimilando, aunque tener la tienda cerrada y 150 personas en nómina no nos deje respirar. Esperemos vender mucho cuando salgamos de esto.