La cuarta generación del Sorento estaba destinada a convertirse en una de las estrellas del frustrado salón de Ginebra. Ahora es probable que su estreno comercial pase relativamente desapercibido. Al fin y al cabo, se trata de un modelo minoritario, por más que represente la culminación de la oferta SUV de Kia. Lo que nadie discute es el notable progreso que experimenta en materia de diseño. Una evolución formal que se explica perfectamente por su enfoque hacia el mercado norteamericano.

Los trazos rectilíneos y elegantes de esta corpulenta creación evocan inmediatamente los diseños imperantes en EEUU. Kia promete que el refinamiento del envoltorio tendrá continuidad a bordo. De hecho, anuncia un salto de calidad y de cantidad en el equipamiento y en los recursos tecnológicos puestos a disposición del modelo. Construido sobre una nueva plataforma, el próximo Sorento es apenas un centímetro más largo que el actual, ocupa 4,81 metros. Acorta sus voladizos y estira su batalla 3,5 cm. para mejorar la habitabilidad; ofrece siete plazas.

En principio, va a encomendar sus movimientos a dos motores bien distintos. Reservará para Europa y Corea una mecánica turbodiésel de nueva concepción, un bloque de cuatro cilindros y 2,2 litros que procura 202 CV; se asocia a una avanzada transmisión automática de ocho relaciones.

La segunda opción motriz es la planteada por el sistema híbrido. Combina un propulsor T-GDi de 1,6 litros, con inyección directa de gasolina y turboalimentación, y un motor eléctrico de 44,2 kW (60 CV) surtido por una batería de polímero de iones de litio con 1,49 kWh de capacidad. El esfuerzo solidario de ambos bloques procura una potencia conjunta de 230 CV y 350 Nm de par. Según el fabricante, este método de propulsión electrificado compatibiliza un elevado rendimiento con unas emisiones contenidas. Kia anuncia para más adelante la llegada de una variante enchufable de este sistema híbrido, pero no precisa detalles sobre su rendimiento o su autonomía en modo cero emisiones.