UNO puede salir muy lesionado si va mucho al médico. Bien porque se le prescriba un medicamento que no necesita o porque a lo mejor se le somete a una intervención que no es excesivamente necesaria", sentencia por experiencia el doctor Antonio Sitges-Serra, jefe del Departamento de Cirugía del Hospital del Mar, divulgador en medios de comunicación de Catalunya y autor de numerosas publicaciones. En su último Si puede, no vaya al médico (Ed. Debate) examina la medicina actual desde una perspectiva humanista que revela, bajo la utopía tecnocientífica, un sistema insano que urge cambiar.

"Es un libro basado en las observaciones bastantes inteligentes sobre el entorno médico; una versión un poco periodística sobre todo de los últimos 15 años de profesión. Es un mensaje liberador para que nos preocupemos de la salud, pero sin exagerar; debemos ser prudentes", explica a DEIA Antonio Sitges-Guerra.

¿Paciente o cliente? Tanto la medicina pública como la privada padecen las consecuencias de la tecnolatría, el afán de lucro y la sed de prestigio que hoy se interponen entre el médico y quien lo consulta.

Sostiene que en los últimos años la medicalización de la sociedad -que siempre ha existido- se ha ido agudizando. ¿Por qué? "Los motivos son varios. No busco culpables: la industria tiene su papel, pero también la hipocondría y los políticos, porque se han puesto a construir hospitales en todas partes y a invitarnos a que nos hagamos colonoscopias, mamografías y otras muchas pruebas. Ha habido por parte de los políticos demasiado interés por la salud de la ciudadanía; nos deberían dejar un poco a nuestro aire y no atosigarnos enviándonos cartas a casa para que nos hagamos pruebas. Se han pasado de frenada", sostiene molesto.

Considera que la gente para superar situaciones complicadas de la vida diaria se ha acostumbrado a medicalizarse, "incluso se han creado enfermedades curiosas, como el síndrome de las piernas inquietas o la disforia premenstrual, que son cosas naturales. Sobre el tema de los niños hiperactivos también se tendría que abrir un debate, porque se están medicalizando innecesariamente a muchos pequeños", reconoce. "Tal vez a estos niños lo que se les tendría que recetar salidas al campo, más fútbol. Hay que intentar solucionar estos problemas dando salidas sociales y psicológicas, pero no medicando más".

Para el doctor Sitges se gastan enormes cantidades en medicamentos, salarios y cirugías. "El gasto sanitario no para de crecer y los políticos no nos van a decir basta; estamos dejando otros aspectos como la educación o las pensiones abandonados".

¿Si me encuentro mal, no voy al médico? "Tenemos que conocernos mejor y saber cuando un dolor es anormal; la mayoría de los problemas que tenemos a diario no van a ser nada. Hay que esperar un poco y si va a más el problema, entonces sí hay que ir al médico"

El libro no va dirigido a los médicos, "que están en el ojo del huracán; es para todo aquel que le interese el sistema sanitario, para que sepan cómo está hecho el mundo. No busca culpables, pero sí mayor comprensión y reflexión del sistema para darle en el futuro una alternativa razonable", explica el cirujano, quien recomienda Si puede, no vaya al médico a los estudiantes de Medicina, "porque en las Facultades de Medicina todavía son como pequeñas burbujas. Mi aspiración es que los futuros médicos conozcan el panorama y el mundo real donde van a ejercer en los próximos años", apostilla.