AMATXU, yo quiero salir a cantar”. Iraide tiene alma de cómica y voz de cazallera. Pero a ella le da igual. El escenario le llama y le atrae como un imán. Es apenas mediodía pero la txosna de Algara atrona y tiene más vidilla que medio Arenal. No es gratuito. Con su programación propia de conciertos y actividades ha creado un foco euskaldun en la Naja que no deja indiferente. Ha transformado la calle Bailén en una zona viva y dinámica de Aste Nagusia, y la ha reconvertido en epicentro del euskera.

El teatro tenía pedida ayer la vez y la obra Ongi etorri, lagun, de Zirtaka Antzerki Taldea -con la participación de las profesoras de dramatización, Rita Naveira, Estitxu Moral y Andrea Corrales- mantenía a los txikis con la boca abierta. A los pies del escenario, los chavalería no dejaba de cantar, bailar y participar, con los ojos como platos. Koldo Zelestino, a la batuta de la representación, se mostraba encantado. “Sobre todo queremos organizar actividades participativas. Que los niños y niñas no sean solo actores pasivos sino que sean actores activos”, señaló. De hecho, en Aste Nagusia han programado una discoteca, el taller de pan, herri kirolak o la actuación de un payaso de solo quince años, junto con los padres, “porque nuestra idea es que ellos trabajen conjuntamente con nosotros”.

A estas alturas, Iraide ya está dando brincos, desgañitada, secundada por Jone, Aitor y Ane. Porque en Zaparrada se hace todo bajo tres premisas básicas, “pasarlo bien, vivir en euskera y que las actividades sean educativas, transmitiendo valores progresistas que sirvan a los chavales en una formación en valores. Y para ello usamos los elementos dramáticos y escénicos”, explicaba Zelestino con énfasis.

Al fin y al cabo, lo de ayer no era más que un botón de muestra de una labor ardua y callada que realizan durante todo el año ya que Algara también participa en otras muchas citas como Santo Tomás, Santa Águeda, Carnavales o el día de las Comparsas. No en vano, Algara está dentro del complejo formado por Kafe An-tzokia y Gabriel Aresti euskaltegia. Y bajo su paraguas, figura la comparsa txiki Zaparrada con más de 150 chavales inscritos, creada también de la mano de Kurkuluxetan Elkartea, con el objetivo de dar protagonismo especial a los niños y niñas. “En esta asociación realizamos un montón de actividades como una escuela de teatro donde movemos más de mil niños”, destacó Zelestino.

“Euskeraz bizi”, gritaron a pulmón batiente los chavales al terminar la función. Porque ellos demuestran, como nadie, que es posible fortalecer una comunidad lingüística con normalidad y sin complejos en Bilbao, poniendo en contacto a quienes están aprendiendo euskera, con quienes lo estudiaron hace tiempo y con los euskaldunzaharras. Una mezcla de órdago.