DURANTE muchos años Oihane Pardo lució con cariño un kaiku (abrigo tradicional vasco) que había heredado de su amona allá a donde viajaba. La prenda se convirtió en su prenda preferida y la llevó hasta China donde estuvo viviendo durante unos cuantos años. “Me la ponía muchísimo. Era una chaqueta que había estado muchos años guardada en el armario, pero cuando la vi y me la pasó mi ama me pareció preciosa y me la llevé conmigo”, destacó Oihane Pardo.

Pero lo que nunca imaginó fue que de aquel abrigo tradicional surgiría lo que hoy es su firma de ropa a la que bautizó con el nombre de Amarenak (las madres) en euskera. La firma representa un proyecto personal y empresarial de esta joven arquitecta, cuyo objetivo es recuperar prendas que han formado parte del atuendo tradicional vasco, pero eso sí dándoles un toque actual. Tocó retirar la chaqueta de la amona e intentó encontrar una igual a su regreso a Euskadi. Pero no fue posible. “Cuando volví a Donostia quise comprar un kaiku, pero me di cuenta que no había gran cosa, que era una prenda que estaba en peligro de extinción. Lo que encontraba no sentaba tan bien como el kaiku de mi abuela”, relató la arquitecta.

A partir de ahí todo comenzó a surgir. Oihane fue uniendo las piezas del puzzle hasta dar vida a Amarenak. Para esta imaginativa e ingeniosa arquitecta guipuzcoana el kaiku de su abuela había sido durante años fuera de casa en ese vínculo con sus raíces, su conexión con su casa, familia, amigos y cultura. “La gente me preguntaba en China: ¿Dónde has comprado esa chaqueta? ¡Qué bonita es!”. Y era entonces cuando ella aprovechaba la pregunta para hablar de la historia de la prenda, de lo que representaba y del País vasco. “Vistiendo esa chaqueta, descubrí la capacidad que tiene la moda y el diseño para contar historias, para transmitir valores y preservar una cultura”, explicó. Poco a poco todo fue fluyendo. Decidió regresar a su Donostia natal y empezar un nuevo proyecto aportando mi granito de arena al mundo emprendiendo con Amarenak. “Me gustan los retos y para mi este lo es, pero estoy satisfecha con el resultado. Además, he descubierto que desde que he sacado la marca hay gente joven que ha descubierto lo que es un kaiku que no lo sabía”.

Desde octubre 2017, este proyecto se desarrolla en la comunidad Kutxa Kultur Enea, en la que trabajan y colabora con otros y otras entusiastas emprendedoras del sector cultural en el territorio guipuzcoano. “La ayuda ha sido fundamental para poder dar forma a esta iniciativa empresarial”, dijo Pardo.

Tras una campaña de crowdfunding, Oihane empezó a diseñar y confeccionar las primeras chaquetas kaiku actualizadas bajo tres premisas que siempre le acompañan: trabaja con tejidos naturales, km0 y unidades limitadas. “Me suelen pedir encargos; me gusta hacer prendas personalizadas, en base a colores...”, explicó.

El kaiku -aquella prenda que la llevaban los arrantzales cuando iban a faenar al Cantábrico- en, una versión más actual, sigue siendo la seña de identidad de la empresa y la que le ha permitido llegar a personas de más de 15 países en tres continentes diferentes en 2 años. “Estoy encantada con lo que he conseguido”, reconoce. En Bilbao, la galería 8360 de Begoña Echevarría, en la calle Fernández del Campo, cuenta con una muestra de las prendas que diseña Oihane. “Es una suerte poder contar con un escaparate así para dar a conocer mi marca”, confesó la diseñadora. Además de los kaikus, Oihane también ha diseñado los Arratiarras (chaquetas con las que se casaban los hombres en Arratia) y ha recuperado unos bordados que se hacían a punto de cruz y que los ha plasmado en diferentes prendas. “Mi cabeza no para. Hay tantas prendas con las que se pueden contar historias”.