ANDONI Bastarrika es de esos artistas a los que habría que levantarle un museo para que pudiera proteger esas delicadas obras de arena que crea con sus manos y desde el alma; pero este guipuzcoano no tiene museo. Su espacio natural donde da forma a sus esculturas son las playas y sus obras son tan increíblemente bellas y realistas como efímeras. Duran demasiado poco, apenas un día. Les da forma durante horas y horas -hasta quince puede pasar trabajando- y por la noche retira los kilos y kilos de arena que ha utilizado para recrearlas. Solo con sus manos, arena, un palito y una pluma, este azpeitiarra vuelve cada verano a dejar con la boca a abierta a quienes pasean por los arenales dondeda forma a sus esculturas. Se gana la vida haciendo lo que más le gusta que es esculpir en la arena y también imparte talleres infantiles en los municipios de costa y del interior. “Mi vida cambió hace nueve años. Fue un inicio raro. Estaba con los niños en la playa y algo me poseyó. Empecé a sacar cuerpos con la arena mojada y descubrí que tenía un don interior y que debía sacarlo”, explicó Bastarrika. Su obra ha evolucionado. Entre sus últimas creaciones en la playa de Zarautz está el cuerpo de un toro, una obra de un realismo brutal. “No ha sido sencillo. Me ha costado dos años darle forma por completo. Creaba la cabeza, pero cuando pasaba al cuerpo se me rompía”, relata el artista. Bastarrika es el único artista vasco que esculpe la arena. “Yo mismo me sorprendo con las cosas que me salen”. No copia, antes de dar forma a los diferentes animales, cuerpos desnudos y caras memoriza, toma referencias... Es un enamorado de los animales, por eso observa mucho, retiene las imágenes, los detalles. Después, espera que le llegue la inspiración y se sumerge en los diferentes arenales para sacar de su interior ese arte que tiene y transformar en un tigre, perro, tiburón, mono, caballo o un elefante. “Mi preferido es sin duda el elefante. Ahora el último que he hecho es un pulpo gigante que también ha gustado y sorprendido mucho. El toro ha tenido un montón de megustas en las redes sociales”, asegura. Como en la vida, lo importante en estas esculturas es que la base sea firme. “Hay que dedicarle tiempo a la base para después ir dándole forma al cuerpo del animal elegido. Es la propia escultura la que me va guiando. Cuando veo realismo, señal que voy bien”, dice. La gente que pasa mira asombrada cómo con sus manos y la ayuda de un palillo esculpe en la arena auténticas obras de arte, vida en definitiva. “No es fácil ganarse la vida así. Yo aposté. La gente me suele dar dinero, pero yo lo que reclamo son oportunidades”, confiesa.

Bastarrika reclama oportunidades para seguir creciendo y poder desarrollarse como artista en Euskadi. “A mí me gusta lo que hago. Así soy feliz, pero hay que vivir y ganarse la vida. Por mucho que te guste algo si no te llega para lo más básico mal vamos”, reflexionó.