RESPIRAMOS unas veinte mil veces al día. Y muchos lo hacemos mal. Algo tan vital es, sin embargo, una eterna asignatura pendiente. “Obviamente todos respiramos. Pero respiramos eficazmente, no eficientemente”, señala Alejandro Herrero. “Si aumentásemos la cantidad de aire que inspiramos aportaríamos más oxígeno a las células y todo el organismo funcionaría mejor”, aclara Herrero, uno de los creadores de un kit de respiración que ayuda a controlar que la respiración abdominal o diafragmática se realice de forma correcta. Los expertos suelen poner como ejemplo a los bebés, que cuando respiran se les mueve el vientre, que sube y baja más que el pecho. Pero a medida que vamos creciendo, la cosa cambia.

Y es que la gran mayoría de la población realiza una respiración torácica que es necesario modificar. “La respiración diafragmática es una respiración más lenta y aprovecha al máximo la capacidad pulmonar, ya que disminuye el CO2 residual de los pulmones. Reduce el ritmo cardíaco, generando una mejor relajación y favoreciendo una mayor oxigenación de la sangre”, señalan los responsables de este gadget, impulsado desde el Colegio Oficial de Graduados en Ingeniería e Ingenieros Técnicos Industriales de Bizkaia, COITI.

El kit consta de un sensor nasal y un cinturón que registran los ciclos de respiración que son capturados por una aplicación para móvil. “Lo interesante de la gráfica es que presente mucha oscilación y veas las montañas que van subiendo y bajando”. “Cuanto más se eleve es que estás dilatando más el diafragma”, expresa Amaia Marco, una de las artífices del dispositivo, muy útil para foniatras, deportistas, logopedas, cardiólogos, neumólogos y público en general. “Nuestro compañero Kepa tenía una pequeña malformación en las cuerdas vocales, y el logopeda le recomendó practicar este tipo de respiración”, señala Javier Ortiz, profesor de la Escuela de Ingeniería de Bilbao que ha dirigido el proyecto.

Manuel Sánchez, de COITI Bizkaia, asegura que las técnicas de coherencia cardiaca, de seis respiraciones por minuto, armonizan corazón y cerebro, y favorecen la salud física y mental “porque está demostrado científicamente que es muy eficaz para combatir la ansiedad o el estrés”. Y es que, aunque se trate de un acto mecánico e involuntario, a respirar bien se aprende respirando. “Notaríamos las ventajas con hacerlo cinco o diez minutos diarios. Pero hay que crearse el hábito de una respiración consciente porque afecta no solo a la parte física del organismo sino también a la parte emocional”, señala Sánchez.

Lo corrobora Ortiz para quien “como en cualquier otro entrenamiento, el cuerpo lo va asumiendo y al final proporciona una sensación de bienestar como cuando estiras la musculatura”. “En este caso el kit te indica cómo vas mejorando porque compruebas cómo avanzan los ciclos ya que aprender sin una referencia es complicado”, concluye Herrero.