UN escrito en euskera pegado en el cristal del local resume escuetamente los felices años que Gloria Urrutia y Carlos Rozadilla han vivido al frente del estanco ubicado en el número 8 de la calle Mazarredo de Bilbao. Tras media vida despachando tras el mostrador del pequeño local de apenas 15 metros cuadrados, ayer este matrimonio cerraba por jubilación definitivamente la persiana de uno de eso pocos negocios históricos que quedan todavía abiertos en la villa. Tras formar parte de la Comandancia de Marina, el 14 de agosto de 1924, se inauguró ese local con el nombre de Estanco Mazarredo. Fue en 1985 cuando Gloria y Carlos emprendieron una nueva etapa renovándolo y adquiriendo el nombre de Estanco Gloria Urrutia. “Nos da mucha pena, son muchos años aquí, muchos recuerdos, vivencias... Hemos atravesado años complejos, pero después de 34 años preferimos quedarnos solo con las cosas buenas que nos ha regalado este trabajo”, destacaron ayer a DEIA Gloria y Carlos.

Muchos clientes de toda la vida entraban en el estanco el último día para despedirse de los responsables y desearles suerte en su nueva etapa; otros, se paraban en la fachada para fotografiarla y leer el texto de despedida en euskera: “1985etik gaude txoko honetan. Urte mordoa da eta hortaz, Mazarredo 8 gure bizitaren erdigune bihurtu da. Hemen zoriontsu izan gara eta oroitzapen eder ugari gordeko ditugu”.

Difícil describir lo que ha supuesto para Gloria y Carlos formar parte de un negocio que llegó a sus vidas por casualidad y a través del que han conseguido convertir a los clientes en amigos de verdad. “¡Que la venta de puros ha bajado! Eso es lo que menos me importa, me quedo con todas las personas que he conocido y que me han hecho tan feliz”, aseguraba una emocionada Gloria. Con los ojos enmudecidos, Gloria recordaba aquellos inicios en los que dejó la empresa en la que trabajaba para emprender junto a su marido un nuevo camino empresarial. “Teníamos dos niños pequeños, pedimos un préstamos y nos metimos en este negocio que entonces estaba en manos de una señora mayor. Todos fue por casualidad. Mi madre conocía a los dueños del local y me propusieron hacerme cargo del negocio”, relató la mujer. Lo primero que hizo fue encargar a Cristalería Landa, ubicada al lado, una cristalera de colores con plomo donde pusiera Tabaco y le cambió en nombre por Estanco Gloria Urrutia. Pero Gloria no se quedó solo con la venta de tabaco, de sellos... Decidió ampliar el negocio a la venta de modernos complementos y también de ropa. “Era mi vicio. Tenía muchas clientas que me venían a por las camisas que tenía, gustaban mucho. La gente me decía: ¿Gloria, dónde guardas todo eso?”. El último día se mezclaron muchas sensaciones; sabor agridulce para este matrimonio de estanqueros de Bilbao. “Qué pena me da que cerréis”, les dijo una clienta. Es ley de vida, pero no cabe duda de que con su cierre se ha perdido mucho más que un estanco.