REALMENTE esta es la historia de Pipper, un parson russell terrier que nació en mayo de 2016 al pie del monte Adarra, a dos pasos de Donostia. Con pinta de celebrity, blanco con un antifaz café con leche en la cabeza y fino, siete kilos de peso, es un perro influencer con más de 400.000 seguidores en las redes sociales. Acompañado por el donostiarra Pablo Muñoz Gabilondo, aparece en miles de fotos y entradas de blogs ya que recorre la península Ibérica para promocionar el turismo con mascotas.

Pipper emprendió esta aventura en mayo y ha visitado nueve comunidades autónomas y más de veinte destinos de los cincuenta lugares icónicos previstos, entre ellos, Bilbao, Donostia, Barcelona, Palma de Mallorca, Cantabria, Asturias o Galicia. Todo ello con el objetivo de dar a conocer los diferentes espacios en los que se admite al mejor amigo del hombre.

Pillado entre Zaragoza y Teruel, camino de Albarracín, su “humano” -así se denomina el dueño- nos contesta resuelto: “¿Qué cómo estamos a nivel de la integración de mascotas en el País Vasco? Pues la situación es manifiestamente mejorable”. “No hay ni una playa donde se pueda entrar con perro, apenas un 16% de los hoteles lo permiten mientras ese porcentaje es del 40% en Europa”, empieza Muñoz Gabilondo la lista de agravios. Pero la retahíla continúa. “El metro de Bilbao fue uno de los pioneros en incorporar mascotas, pero ahora se ha quedado atrás porque Barcelona y Madrid permiten ya el paso en todas las líneas. ¿Por qué en el tranvía sí pueden ir? ¿Por qué en el funicular del monte Igeldo pueden subir y, sin embargo, no pueden hacerlo, en el del Tibidabo?” Los interrogantes son muchos y las explicaciones, nada convincentes. Porque Pipper se encuentra a diario con grandes contradicciones.

Muñoz Gabilondo explica que actualmente Gijón es el destino dog friendly por excelencia porque sus autoridades han entendido el buen negocio que supone que su territorio sea más amigable con las mascotas. La ciudad asturiana inició, a través de Divertia, una campaña para promover ese turismo y dar a conocer los espacios de uso y disfrute para perros. Una iniciativa que incluye centenares de pegatinas en bares, hoteles y comercios dog friendly que acreditan su compromiso de convivencia con los canes. Y es que saben, como dice este humano, que una familia invierte 1.000 euros anuales en su perro, que pueden incrementarse si tiene más opciones. Por eso, Muñoz Gabilondo hace bandera de esta tenencia responsable de mascotas y quiere que los locales de ocio y restauración, que los destinos turísticos y que los alojamientos cambien el cartel de Perros no por el de Bienvenidos perros educados.

diez millones de mascotas Diez millones de ciudadanos tienen mascotas en el Estado y casi medio millón en Euskadi, y el número, afirma, crece cada año. Facilitar el acceso de familias con perros es algo que ya hace Alemania, Francia, Gran Bretaña o Italia. “En Italia, sin ir más lejos, las grandes superficies comerciales han adaptado sus carros de la compra para transportar perritos”, destaca.

Mientras Pipper viaja en su trasporting de un lado para otro y duerme tranquilo, Muñoz Gabilondo considera que el camino a recorrer aún es largo a la hora de facilitar el acceso a monumentos u otras atracciones turísticas, aunque su periplo ya ha servido para que algunos lugares de interés, como el barco turístico de Riaño o la iglesia de las estrellas de Palencia, hayan tomado la delantera. Y hasta Bankia permitirá el acceso a canes.

Pipper no descarta, una vez concluido su periplo estatal dentro de siete meses, viajar al extranjero, señala su humano, quien, orgulloso, revela que este perro es políglota y atiende órdenes en euskera, castellano e inglés. Por algo su nombre viene de la mezcla entre pepper (pimienta en inglés) y piper (pimiento en euskera) y se lo pusieron porque no para quieto, sobre todo si una pelota se cruza por medio.