bilbao - Vestido de arrantzale, con una enorme txapela cubriéndole el rostro y tapándose el resto de la cara con el programa de fiestas de Repélega, el excomisario José Manuel Villarejo pasea por Portugalete. Cree que va de incógnito, pero nadie más que él camina de costadillo, con la faz embozada y asomando la cabeza antes de doblar las esquinas. Además, no le han advertido que los zapatos castellanos granates sin calcetín no son precisamente lo que se lleva con el pantalón arrantzale, especialmente si queda corto de pierna.

“Me han dado la libertad provisional porque me he hecho con unas grabaciones del juez de vigilancia penitenciario en un club de Móstoles. Menudo pájaro su señoría. Si ejqueee... cuesta encontrar trigo limpio. Y he aprovechado para venir aquí a hacer un trabajito. He montado una empresa, porque tengo una vocación empresarial que lo flipas. El Arrantzale del Moroso se llama. Cobramos impagos, ¿sabes? Pero me cuesta encontrar personal”, relata Villarejo.

Se desliza por los adoquines como si flotara sobre patines. Parece que busca una alcantarilla desesperadamente con la mirada.

Ha estado usted mezclado en todos los asuntos turbios que han sucedido durante los últimos 35 años.

-A ver, a ver, que matas un perro y te llaman mataperros. Yo no he tenido ninguna relación con las ligas y las Champions que ha ganado el Madrid en esta época. Que quede claro. Eso era otra organización. Lo que si tengo es el famoso pendiente que perdió Lola Flores en el programa de José María Iñigo. Y la lista de hijos secretos de Julio Iglesias, que es como las antiguas páginas amarillas de gorda; a veces pienso que ese hombre se reproduce por esporas. Por cierto, el de la filtración del vídeo aquel del ministro en la orgía de Panamá no fui yo.

¿Qué ministro? ¿Qué orgía?

-¡Vaya por Dios! ¿No fastidies que aún no lo han filtrado? Estoy perdiendo facultades. Nada, nada, ya te enterarás. Fallo, culpa mía.

Me deja en ascuas. En fin. ¿No cree que resulta muy perjudicial este tipo de trabajo sucio al que se dedica usted?

-Qué va. El trabajo sucio resulta fundamental para que un país serio, occidental y moderno funcione. Piensa un poco. Mira cómo están las cosas ahora: no hay gobierno en La Moncloa porque Iglesias y Sánchez se escamotean las opciones de acuerdo. Si Sánchez contara con unas buenas grabaciones comprometedoras de Iglesias llevaríamos semanas con un gobierno en marcha. O, al revés: si Iglesias dispusiera de unos vídeos potentes de Sánchez haciendo el cabra, zas, gobierno de coalición. Sin el trabajo sucio se producen bloqueos y cabezonadas y el país va de mal en peor. Hazme caso.

Hombre, visto así.

-Ni visto así, ni visto asá. ¿No serás tú de los que piensan que la diarrea de Albert Rivera ahora, precisamente ahora, ha sido casual? Él sabe que ha sido un aviso. Que esta vez se ha ido por la pata abajo, pero que la próxima? Ya verás cómo se producen acuerdos en Madrid y Murcia, ya. Si, lo de Rivera huele mal.

-¿Es un chiste? ¡Ja! Me parto y me mondo.

Disculpe, no lo he podido evitar. ¿El tema funciona así en todo el mundo?

-Eres un ingenuo. Solo una persona bajo el cielo posee un archivo de grabaciones mayor que el mío: es Putin, un verdadero profesional. ¿Te das cuenta que Putin lleva 20 años sin problemas para articular mayorías? ¿No creerás que es casualidad? Y luego están los yankis. Esos son más delicados. Ya sabes que se dice que Trump es incontrolable y que tiene a la administración asustada. Todo mentira. La administración posee un videoteca de Trump haciendo el mico que ni la colección entera de Amar es para Siempre. Le tienen cogido por el tiro? del pantalón.

¿Puede destacar algo entre sus grabaciones?

-Todo. Lo tengo todo. La confesión previa a la primera comunión de Otegi, los exámenes orales de Ortuzar en EGB, Torra cantando en castellano, la primera declaración de amor de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias defendiendo las teorías de libre mercado cuando tenía 14 años? Guardo hasta una grabación con las voces originales de los Milli Vanilli.

¿Eran tan malos como se comentaba?

-¿Has escuchado alguna vez una cierva sorda en celo?

El excomisario Villarejo se escabulle con un movimiento repentino. Levanta una tapa de registro de las alcantarillas y se escurre por las cloacas. Una anciana, sorprendida por la maniobra, le golpea en la cabeza con un bolso que suena como si estuviera lleno de latas de comida para gato y llama a gritos a la policía municipal. Es cierto, el viejo agente secreto está perdiendo facultades. Y también ha perdido la boina. Suenan blasfemias con eco en las cloacas.