El actor mexicano Diego Luna ha estrenado su programa Pan y circo, un espacio en el que se ponen sobre la mesa, además de deliciosos platos mexicanos, problemáticas sociales sobre las que considera necesario reflexionar aprovechando la pandemia.

“La pandemia nos ha dejado claro que si no profundizamos en estos temas habremos perdido la oportunidad de esta gran lente que el covid-19 nos puso encima, que mete todo en foco y nos permite vernos como somos. Es la oportunidad más importante de transformarnos como sociedad”, afirma. Por eso Luna (Ciudad de México, 1979) lleva a sus invitados y al público a cuestionarse temas como la interrupción legal del embarazo, los feminicidios, la legalización de las drogas, el racismo y el clasismo, la migración, el cambio en general e incluso la pandemia. Todo mientras un grupo de personalidades cena platos hechos por algunos de los chefs más prestigiosos de México.

El proyecto, que se estrenó en Amazon Prime el viernes, nació hace un año y medio tras diversas reflexiones sobre aspectos que el confinamiento y la pandemia han traído a la actualidad. En primera instancia solo iban a ser seis los capítulos que vieran la luz, pero con la llegada del coronavirus consideraron pertinente hacer uno más desde el confinamiento. “Nos dimos cuenta de que teníamos que hacer uno de ese momento y que solo así podíamos empezar la reflexión”, añadió. “Pan y circo nace al tratar de juntar dos de las cosas que más disfruto: comer y escuchar. El objetivo siempre fue hacer un programa que tratara de los otros, en todos los sentidos; los otros comensales, los otros que viven realidades distintas a la mía, los otros que no piensan como yo. Escucharnos mientras compartimos la comida, nada más”, dijo. Las mesas de discusión están integradas por figuras de ámbitos sociales, políticos y del medio artístico; como escritores, activistas, cantantes, actores, políticos y científicos. “Es un espacio que busca dar importancia a los matices. Vivimos en un entorno donde la conversación se ha radicalizado hasta tal grado que ya nadie escucha. Estás conmigo o en mi contra, no hay un punto medio”, considera.

sin voces tóxicas

Entre las reglas que se tenían en la producción, el protagonista de Rogue One: Una historia de Star Wars (2016) añade que estaba buscar personas abiertas al diálogo y evitar “voces tóxicas” que no aportaran nada a la conversación. Pero reunir a todos estos personajes no fue sencillo, pues al no existir el proyecto había poca seguridad por parte de los implicados. “Hay un nivel de desconfianza enorme. Si a ti te invitan, lo primero que piensas es que buscan exponerte, que hagas las declaraciones que no has hecho, que digas algo de lo que te vas a arrepentir... Eso está muy en el ambiente, hablar con los equipos de estos personajes fue complejo y agradezco la confianza de los primeros invitados”, destacó.

El primer capítulo que se rodó fue el que habla de la legalización de las drogas, conversación en la que están como invitados el exsecretario de Gobernación de México, Miguel Ángel Osorio Chong, y el expresidente de Colombia Juan Manuel Santos, y con ello abrió la posibilidad de invitar a más gente bajo la consigna de bajar el discurso a la ciudadanía. “Aquí no se trataba de exponer a nadie”, señala el actor. “Pan y circo lo que busca es recordar la capacidad que tenemos de escuchar al que piensa distinto y reaccionar y confrontar con ideas y fundamento”, continuó.

Y a pesar de tratarse de temas agudos y problemáticas tangibles, en cada capítulo hay una especie de esperanza al cambio de tendencia. “Siempre logramos llegar a buen puerto, a la conciliación, a puntos de acuerdo y a ver los temas desde un ángulo esperanzador”, subrayó.