amor, arte y feminismo se unen en Retrato de una mujer en llamas, el último largometraje de la cineasta gala Céline Sciamma. Con las actrices Adèle Haenel y Noémie Merlant, el filme viaja a la bretaña francesa de 1770 para relatar la historia de una relación que parece incendiarse entre silencios y miradas, a la par que reivindicar la figura de la mujer, esa que tantas veces la propia Historia ha silenciado. Un relato que fue premiado como Mejor Guion en su paso por el Festival de Cannes.

“El que los problemas vengan de lejos no significa que hayan dejado de tener vigencia, especialmente cuando se trata de una historia tan poco contada: la de las mujeres artistas y las mujeres en general”, expone Sciamma, que anteriormente ha dirigido largometrajes como Girlhood (2014) y Tomboy (2011). Y es que según revela, cuando se zambulló en la documentación de mujeres artistas -o mujeres en general- en el siglo XVII, sintió “emoción y tristeza a la vez”, al descubrir el trabajo y la lucha olvidada de aquellas pintoras.

Aquella investigación trazó los primeros pasos de Retrato de una mujer en llamas, una historia costumbrista que retrata la intimidad y reivindica la importancia del corazón en cualquier tipo de relación. Incluida la de Marianne y Héloïse, las dos protagonistas del filme, como representación de toda una época.

“Estas mujeres sabían que estaban condenadas a unas vidas dirigidas, pero atesoraban un gran mundo interior”, explica la cineasta, que las define como unas mujeres “curiosas e inteligentes”, e incluso con unos deseos que chocaban con la sociedad que les había tocado vivir.

Precisamente un choque es también el detonante de Retrato de una mujer en llamas, ya que cuando la joven pintora Marianne recibe el encargo de realizar el retrato matrimonial de Héloïse, una joven que acaba de dejar el convento, se encontrará con la negativa de ésta a aceptar su matrimonio. Por ello, Marianne se hará pasar por su dama de compañía, para así observarla de día y pintarla de noche. Sin embargo, su relación se vuelve más intensa a medida que comparten juntas los últimos momentos de libertad de Héloïse antes de su boda.

El enamoramiento, paso a paso

Según confiesa Sciamma, fueron tres años el tiempo que empleó en la escritura del guion, buscando el equilibrio de las emociones retratadas. Y es que su objetivo era claro: “Las películas de amor que solemos ver en las que los protagonistas se enamoran al instante están bien, pero yo quería mostrar un proceso gradual, paso a paso.

En ese sentido, la actriz Adèle Haenel, conocida por películas como La chica desconocida (2016), apunta que dar vida a Heloïse ha sido un trabajo que le permitió “explorar la intensidad y la articulación, no solo de las palabras, sino también de las emociones”. El dúo protagonista lo completa Noémie Merlant, “un rostro desconocido” para Sciamma, “pero no principiante” y que ha dado tal credibilidad al personaje de Marianne, que parece “como si realmente hubiera existido en alguna parte”.