MADRID. "Me encanta comer, desde pequeña he sido muy comilona, pero para cocinar nunca he tenido mucho tiempo", asegura la madrileña, quien reconoce que ha tenido que apuntarse a un curso intensivo de cocina para conseguir "un nivel aceptable" para esta nueva aventura.

Aunque la cocina no es su punto fuerte, los huevos revueltos sí lo son, puesto que confiesa que es su "plato estrella", siendo esta especialidad la que más ha cocinado durante los siete meses que ha estado viviendo en EEUU junto a su hijo, Álex Lequio Obregón, por causa de su enfermedad.

"Me gustaría haber tenido más tiempo para prepararme, pero el haber estado varios meses de hospitales y alejada de mi familia ha hecho que no haya podido adquirir esta formación".

Tanto ha sorprendido a su familia la noticia de que participará en el programa de televisión de TVE que, según explica, cuando se lo comunicó a su hijo y a su madre ambos le dijeron, entre risas, que "cómo iba a presentarse a Masterchef si no sabía cocinar".

No obstante, pese a no tener una amplia destreza en el mundo culinario, la actriz lo tiene claro: "mi objetivo es ganar y donar el premio a la Fundación Fero, que investiga contra el cáncer".

Ana Obregón estará acompañada en el programa por otros participantes como Tamara Falcó, Marta Torné, Vicky Martín Berrocal, Elena Furiase, Juan Avellaneda, Almudena Cid, Ana Milán, Félix Gómez, Raúl Olivo, José Miguel Antúnez y El Sevilla.

Siete meses después, la madrileña vuelve a la pequeña pantalla y, aunque en este programa se verá en una faceta suya "hasta ahora desconocida", Obregón tiene claro que su profesión "siempre será la de actriz" y espera, con su regreso, seguir trabajando "tanto como antes".

Sin embargo, el bienestar de su hijo sigue siendo lo más importante para la madrileña, puesto que según explica, "cuando pasas por una etapa tan dura, lo demás deja de tener importancia y te das realmente cuenta de que lo imprescindible que es la salud en las personas que quieres".

"Una pesadilla", así cataloga la actriz estos meses en los que su día a día se ha resumido en ir "de hospital en hospital", aunque asegura que, cuando echa la vista atrás, siente que "es una época que no ha venido" con ella y que se "ha quedado atrás".

El optimismo y el ánimo son dos factores que han acompañado a Ana Obregón y a su hijo durante todo el proceso, siendo esta actitud el 80% de la fortaleza, algo que ha supuesto una nueva filosofía de vida para la actriz y su familia: "dramatismos cero".