El Parlamento Europeo cumplirá este miércoles con el trámite final necesario para que la nueva Comisión Europea de Ursula von der Leyen eche a andar el próximo 1 de diciembre, casi medio año después de las elecciones europeas y con un hemiciclo más fragmentado e inestable que en anteriores legislaturas.

El pleno de la Eurocámara votará este miércoles a mediodía si da luz verde al colegio de comisarios de Von der Leyen, a quienes ha escrutado individualmente durante el mes de noviembre en un proceso muy politizado y que ha estado al borde de descarrilar el inicio del nuevo Ejecutivo comunitario.

El 'impasse' acabó resolviéndose en el tiempo de descuento con un débil acuerdo entre populares, socialdemócratas y liberales para levantar los vetos cruzados que cada grupo mantenía contra sus rivales políticos y sacar adelante el inicio de la legislatura, pero queda en el aire la cuestión de cuán estable será esta mayoría en los próximos cinco años.

Las heridas abiertas de ese bloqueo se reflejarán en el voto de este miércoles, que previsiblemente saldrá adelante pero por una mayoría más ajustada que lo que cabría esperar para un colegio de comisarios en el que están representados cinco grupos políticos.

Von der Leyen necesita una mayoría simple (más síes que noes) y se apoyará principalmente en tres de los grupos políticos que sostuvieron su reelección en julio -populares, socialdemócratas y liberales- aunque también tendrá un apoyo parcial de los Conservadores y Reformistas Europeos y de los Verdes.

Sin embargo, el voto no será nada homogéneo dentro de los propios grupos: en el Partido Popular Europeo no le darán su apoyo ni el PP español -por la presencia de Teresa Ribera en su equipo- ni la delegación eslovena.

Entre los socialdemócratas, no votarán a favor los franceses ni parte de la delegación belga, mientras que sigue en el aire qué hará el SPD alemán a tres meses de unas elecciones clave de vuelta en Berlín.

Tampoco los liberales belgas darán su apoyo al equipo de Von der Leyen pese a que en él está una de los suyos, la comisaria de Igualdad Hadja Lahbib, mientras que fuentes de los Verdes estiman sus "deserciones" en una veintena de eurodiputados, entre ellos los españoles de ERC, BNG, Comunes y Compromís, los franceses, los italianos o los belgas.

Dentro de los ultraconservadores, sus dos delegaciones mayoritarias votarán de forma opuesta: los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni votarán a favor (junto a los belgas de la N-VA) mientras que los polacos de Ley y Justicia votarán en contra (junto a las delegaciones rumana, francesa, sueca y luxemburguesa, de menor tamaño).

En contra votarán los Patriotas por Europa, la Izquierda y la Europa de las Naciones Soberanas, los grupos en los extremos ideológicos del hemiciclo.

A última hora de la tarde, muchos de los grupos políticos mantenían reuniones a puerta cerrada en Estrasburgo para acabar de perfilar el sentido de su voto para este miércoles.

El resultado dibujará una Eurocámara profundamente dividida e inestable, con dos mayorías posibles que se excluyen mutuamente: la tradicional proeuropea (que reúne a populares, socialdemócratas y liberales además de ocasionalmente a los verdes) y la alternativa hacia la derecha, en la que el PPE puede apoyarse en sus socios ultraconservadores y de extrema derecha.

Desde los Verdes, sus líderes advierten de que la mayoría estable que permitió la reelección de Von der Leyen en julio "ya no existe", e incluso los socialdemócratas reconocen que la puesta en práctica del acuerdo por escrito que firmaron con populares y liberales dependerá en gran medida de la voluntad del PPE y de cómo trabaje con ellos en el día a día.

Por lo pronto, el voto de este miércoles permitirá que la Comisión Europea de Von der Leyen eche a andar el próximo 1 de diciembre, una necesidad que compartían la mayoría de los grupos parlamentarios ante, entre otras causas, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y la urgencia de poner en marcha los nuevos planes para reforzar la competitividad europea.