El repunte de la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) y un voto de castigo a los partidos de la coalición de Gobierno federal –en especial al Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz y al Partido Liberal (FDP) del ministro de Finanzas Christian Lindner– marcaron los resultados de las elecciones celebradas ayer en Baviera y Hesse.

Los Verdes, el otro partido de la coalición de gobierno, salió algo mejor librado pese a que gran parte de los ataques a la coalición de Gobierno en los últimos meses estuvieron dirigidos a esa agrupación.

La Unión Socialcristiana (CSU) y la Unión Cristianodemócrata (CDU) resultaron ganadoras en Baviera y en Hesse respectivamente aunque los resultados tienen lectura diferente en cada uno de los dos casos. Los dos primeros ministros, Markus Söder y Boris Rhein, están en condiciones de continuar sus coaliciones con los Electores Libres (FW) y Los Verdes respectivamente

La CSU, un partido que sólo se presenta en Baviera y que históricamente ha estado bastante habituado a las mayorías absolutas, tuvo –según los primeros sondeos– uno de los peores resultados de su historia, 36, 7%, y se quedó lejos del 40% que se había puesto como meta. En Hesse, en cambio, la CDU, con un 34,7%, tuvo un aumento de más de 7 puntos con respecto a los últimos comicios.

Los Verdes se vieron castigados en Hesse, donde forman parte del Gobierno y donde perdieron en torno a 4 puntos porcentuales para quedar, según los sondeos, alrededor del 15%, lo mismo que el SPD que perdió también cerca de 4 puntos.

En Baviera, en cambio, donde Los Verdes estaban en la oposición y habían recibido duros ataques de la CSU, la pérdida fue sólo de dos puntos para quedar en torno al 15%, con todavía posibilidades de arrebatarle el segundo puesto a la AfD.

De los tres partidos de la coalición de Gobierno federal el más golpeado es el FDP que se quedará con casi absoluta seguridad por fuera del parlamento bávaro y está en peligro de quedarse por fuera también en Hesse.

Con respecto al éxito de AfD hay dos lecturas contrarias. La primera es la de la CDU y la CSU, que atribuyen el repunte al descontento con el actual Gobierno. Sin embargo, también hay otra lectura que apunta a que, sobre todo en Baviera, la AfD se vio fortalecida por los conservadores que intentaron asumir los mismos temas como la inmigración o el rechazo a algunas medidas contra la crisis climática del Gobierno federal.

En Baviera además se dio una circunstancia especial que fue un debate en torno a un presunto pasado antisemita del líder del FW, Hubert Aiwanger, que a la postre tuvo la solidaridad de la CSU y de Söder que insistió durante la campaña que no quería una coalición con Los Verdes.

Con ello, ante la imposibilidad numérica de pactar con el SPD, a Söder sólo le queda seguir aliado con los FW que también han salido fortalecidos.