Los líderes de Serbia y Kosovo se marcharon este lunes de Bruselas sin llegar a un acuerdo sobre la implementación de un pacto promovido por la Unión Europea que, de aplicarse, supondrá un paso adelante en la normalización de sus relaciones, y volverán a reunirse en marzo para tratar cerrarlo.

Así lo anunció el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, tras reunirse durante más de cinco horas con el presidente serbio, Aleksandar Vucic, y el primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, primero con cada uno de ellos por separado y después conjuntamente.

En Bruselas se respiraba a finales de la semana pasada un cierto optimismo ante la posibilidad de que ambos líderes pudiesen llegar hoy a un acuerdo. Sin embargo, aunque ambos "han acordado proceder a la implementación" del plan que ha propuesto la UE, "se necesitan más negociaciones", dijo Borrell.

Por eso, les ha vuelto a convocar "a lo largo del mes de marzo", con la intención de cerrar el acuerdo antes de la próxima cumbre europea, que se celebrará el Bruselas el 23 y el 24.

El acuerdo prevé que Belgrado y Pristina reconozcan los documentos oficiales de ambos países, de tal manera que los ciudadanos puedan viajar "libremente" entre uno y otro, o que Serbia no impida la entrada de Kosovo en organismos internacionales.

También implica el reconocimiento mutuo de los diplomas académicos para "promover mejores oportunidades laborales", explicó Borrell, "nuevas" oportunidades de inversión y "más comercio" entre Serbia y Kosovo, porque se reducirán los trámites burocráticos.

El plan supondrá "más seguridad, certeza y predictibilidad" respecto a la protección de los derechos de los serbokosovares, aseguró el alto representante.

Vucic y Kurti "acordaron que ya no se necesitan más discusiones" sobre el contenido del plan, promovido por Francia y Alemania, pero sí sobre cómo llevarlo a cabo.

Si se aplica, supondrá un paso adelante en la normalización de las relaciones entre Kosovo y Serbia, que no acepta la independencia que Pristina declaró en 2008 de forma unilateral.

Borrell aseguró que ambos líderes tuvieron hoy un "comportamiento responsable", lo que supone "desarrollo importante y significativo" frente al aumento de la tensión que Serbia y Kosovo vivieron el año pasado por la crisis de las matrículas.

"Ahora hemos salido de la gestión de crisis", dijo el alto representante, que espera que "el acuerdo pueda ser la base para construir la confianza que tanto se necesita y superar el legado del pasado", añadió Borrell en alusión a la guerra de 1998 a 1999.