QUEDA claro que cuando uno aparece la víspera en Pike Bidea con Pogacar y Vingegaard es que tiene piernas. Lafay ha encontrado en Donostia la victoria que mereció el día anterior. El francés ha hecho un movimiento táctico perfecto. Lo ha gestionado muy bien. Por el contrario, creo que el Jumbo ha leído la carrera muy mal. Han corrido fatal los últimos kilómetros. Tenían cuatro corredores, más que ningún otro equipo en el grupo final, y no han sido capaces de generar la oportunidad para la victoria de Van Aert. No puedes permitir que un corredor te ataque a un kilómetro y se te vaya. La bala era Van Aert. Benoot y Kelderman estaban fundidos. Vingegaard tendría que haber salido a secar a Lafay incluso con el riesgo de que saliera Pogacar y fuera segundo en meta. Vingegaard se hubiera ganado a Van Aert si le hubiese ayudado a lograr la victoria. Me da la impresión de que no habrá buenas caras durante estos días en el Jumbo. Todo puede venir a raíz de que Van Aert ha asegurado que si se convierte en padre durante el Tour, dejará la carrera. Es muy respetable. Por supuesto. Si yo fuera director y quiero ganar el Tour, no hubiera alineado a ese corredor porque es jugártela a tener un ciclista menos en cualquier momento. Tras lo sucedido en Donostia, no habrá un buen ambiente y eso perjudica a sus intereses. La etapa ha transcurrido como se esperaba. No se iba a permitir llegar a la fuga estando Jaizkibel tan cerca de meta. Se ha subido muy rápido. En los puertos, UAE quiere endurecer las subidas, pero se ha visto que cuando un equipo realiza esa maniobra acaba pagándolo. Se queda en minoría. Adam Yates y Pogacar se han quedado solos. En lo que resta de Tour es un detalle que hay que tener en cuenta. Pello Bilbao ha buscado su opción, pero no ha podido ser.

El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk.