AL portal de la gloria, al que espera al vencedor de la etapa inaugural del Tour en Bilbao con los ropajes amarillos del líder el 1 de julio, se llega a través del estudio, el cálculo, la potencia, la velocidad y la colocación exacta. Esa es la receta que prescribe Aritz Arberas, preparador de Pello Bilbao, cuando examina el picudo y exigente final camino del Parque Etxebarria a través de una rampa bamboleante del 5,2%, en una jornada en la que el de Gernika brota sin disimulo entre los candidatos a la victoria. “Sí, a Pello la etapa le viene muy bien con ese final. Casa con sus características. Es uno de los favoritos a vestirse de amarillo, pero los candidatos que hay son buenísimos. Creo que ese día peleará con Van der Poel, Van Aert, Pogacar, Vingegaard o Alaphilippe”, diserta el entrenador del vizcaino, que considera que la empresa es altamente complicada. Un reto extraordinario. “Una cosa es la teoría y todo lo que uno puede controlar. Hay que tenerlo todo preparado para que puede suceder, pero luego habrá que ver qué ocurre en la práctica”, analiza Aritz Arberas.
En la ecuación de lo ingobernable, el azar se mece junto a los rivales. “Hablamos de los mejores corredores del mundo . Siendo el Tour, todos estarán a tope y al tratarse de una etapa de media montaña, donde puede haber sorpresas, todos querrán estar delante”, expone Arberas. Las carreras tienen sus propias corrientes internas. Son seres vivos y caprichosos. “Puedes hacer todo bien y aún así, no ganar. Esto no son matemáticas”, subraya el preparador. No obstante Pello Bilbao ha trabajado en virtud al ecosistema que se puede encontrar en el remate de la jornada. “Nos hemos centrado en la potencia. En tener esa chispa necesaria para poder disputar la victoria. Hemos incidido en trabajar series cortas de alta intensidad que buscan ese objetivo. Son esfuerzos de menos de tres minutos en cuesta que tratan de que Pello esté con esa viveza imprescindible en finales de este tipo”, describe Arberas.
El preparador del gernikarra ha tratado de simular las condiciones que se puede encontrar Pello Bilbao ese día. “Se trata de reproducir, en lo posible, la carrera. Como si se tratara de un simulacro, aunque muchas variables no son reproducibles”. Para ello, además de las series de potencia, “es prioritaria” una visualización del recorrido in situ. “Aunque hay muchas herramientas tecnológicas, nada supera al verlo uno mismo con sus propios ojos. Se memoriza mucho mejor y se evitan sorpresas”. A partir de ahí, los cálculos de Arberas estiman que el kilómetro y cien metros finales, en subida desde la rotonda que se abraza al ayuntamiento de la capital vizcaina hasta la meta, se realizará “en 2 minutos, a una velocidad media de 31 kilómetros por hora”.
Al tratarse de una ascensión no será un ritmo constante. Por eso, porque habrá fluctuaciones, intentar fijar una potencia máxima en un periodo concreto de tiempo no “tiene demasiado sentido”. “Siendo importantes los datos, es prioritario estar bien situado. Si no lo estás, la opciones caen enteros porque el esfuerzo a realizar es mucho mayor cuando tienes que remontar”, determina Arberas. El preparador sugiere que la pelea por la posición será una constante en la etapa y que ese proceso se enconará cuando se atraviese Gernika. “A partir de ahí, hay que estar delante”. Esa lucha por hacerse un hueco “provoca estrés”, responsable de una mayor fatiga muscular. “Cuánto más estrés, mayor es la fatiga y el cansancio. Eso hace que se pierda frescura y chispa, imprescindibles en un final exigente”.
El filtro de Pike Bidea
La criba del día, la que probablemente seleccione el grupo que competirá por el primer amarillo del Tour, se realizará en Pike Bidea, una ascensión de 2,2 kilómetros y una pendiente media del 9,5 % pero que después del kilómetro inicial se encabrita con rampas que alcanzan el 20% y suma varias al 15%. De hecho, en ese tramo, los 500 metros finales son de una pendiente media del 14,5% de desnivel.
“La subida al muro de Pike es clave. Es una ascensión corta pero dura y lo normal es que se haga un grupo, no muy numeroso, que sea el que luego se presente con opciones de ganar. El que quiera llevarse algo, tiene que estar ahí delante”. Desde ese instante una veloz bajada y un trecho de llano posará a los dorsales con purpurina frente al final, explosivo. Será la hora de la verdad. En la Itzulia de 2022, Pello Bilbao fue capaz de derrotar a Alaphilippe, entonces campeón del mundo, en una llegada muy apetecible para el galo. “Preparamos la etapa, la teníamos marcada y salió bien. Seguimos todo lo planeado”, recuerda. La de Bilbao se antoja un reto himalayesco. Se trata de hacer cima en el Tour. “No sé qué ocurrirá, pero hay que estar preparados para ello”, deja caer en el aire Arberas mientras concreta y detalla el boceto para triunfar en Bilbao.