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Humor contra el racismo

EL DETECTIVE AFROAMERICANO Ron Stallworth se propone infiltrarse en el Ku Klux Klan en los años 70

Humor contra el racismo

pREPÁRENSE para conocer una historia de lo más inesperada”. Esta es la carta de presentación que el realizador Spike Lee hace sobre su último proyecto, Infiltrado en el KKKlan, basada en la historia real de un estadounidense: son los años 70 y Ron Stallworth -John David Washington- se convierte en el primer detective afroamericano del Departamento de Policía de Colorado Springs. Es entonces cuando decide infiltrarse en el Ku Klux Klan y exponerlo al mundo. Para ello, no tarda en reclutar a un compañero con más experiencia, Flip Zimmerman -Adam Driver-, para obtener una preciada información. Ambos unen sus fuerzas para derribar a una organización extremista llena de odio, cuyo auténtico objetivo es adaptar su violenta retórica para atraer a más gente.

Es una historia que, según confiesa el propio director de Haz lo que debas (1989), él mismo consideraba una broma cuando recibió la llamada con la propuesta. “Cuando Jordan Peele -productor del filme y director de Déjame salir (2017)- me llamó y me contó la premisa de la película, me eché a reír y pensé que era una broma, un policía negro infiltrado en el KKK; es absurdo”, explica.

fenómeno global El joven actor John David Washington, exfutbolista americano cuyo mayor proyecto hasta ahora había sido la serie de HBO Ballers, fue el elegido por Lee para encarnar a Ron Stallworth. Y para encarnar a Flip Zimmerman, el agente que se hace pasar por Ron en las reuniones cara a cara con los miembros del Klan, Lee contactó con Adam Driver -Girls, Star Wars: Episodio VIII-Los últimos Jedi-, en un compartido protagonismo junto a Topher Grace, que encarna a David Luke, exlíder del Ku Klux Klan.

Todos protagonizan una historia en la que el humor aliviará la tremenda tensión que se crea en pantalla. El filme recoge escenas desgarradoras, en las que son palpables “los horrores innombrables cometidos por el KKK”, apunta Lee. De ahí el “coraje” que tuvo el protagonista para enfrentarse “al mayor grupo de odio que existe en este país”. Y por ello la importancia, también, de reivindicar su historia hoy en día.

Con su característico estilo sin concesiones, Lee acerca esas relaciones raciales en los Estados Unidos de los 70 que “siguen siendo relevantes en el revuelto mundo actual”. Reivindica que “el fascismo es global” y espera que la gente vea la película “como un fenómeno global, no sólo a unos locos con capirotes en América”.

Y no faltan tampoco dardos hacia el actual presidente: por si las continuas alusiones a lemas como America first no fueran suficientes, incluye al final del filme imágenes de la violencia desatada hace más de un año en las protestas contra las marchas ultranacionalistas de Charlottesville (Virginia), en las que murió una activista. “Siento que vivimos en una época en que partes de este país ya no saben quiénes son los buenos y quiénes son los malos... Nazismo, supremacismo blanco... Esta película quizá pueda ayudar a restablecer nuestra moral rectora en cuanto al racismo”, reflexiona Jordan Peele, productor del proyecto. Y por el momento, en su estreno mundial en la pasada edición de Cannes, conquistó el Gran Premio del Jurado.