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Esther gana ‘MasterChef Junior’ y apunta al de adultos

La granadina, fan de Berasategui, revela “el ansia” sufrida por guardar el secreto

Esther gana ‘MasterChef Junior’ y apunta al de adultos

Madrid - Ser chef y disfrutar de su popularidad son los deseos inmediatos de Esther Requena, la granadina de 10 años ganadora de la V edición de MasterChef Junior: “Ahora que saben que cocino tan bien me ha salido algún novio, pero en este momento quiero vivir soltera”, aseguró ayer. Acompañada de Pepe Rodríguez, uno de los jueces, explicó cómo ha sido su paso por el espacio y lo difícil que le ha sido aguantar el “secreto” que se desveló el miércoles por la noche en TVE pero que ella conocía desde que grabaron el programa. Este espacio, según datos de RTVE, fue el más visto del día, con 3.039.000 espectadores y un “récord histórico” de cuota, el 23%. “Ha sido una experiencia muy bonita. Guardar un secreto así da mucha ansia”, confesó la triunfadora, que anunció que “si le dejan” volverá al programa “cuando sea mayor”. Su sueño es ser chef, su “favorito” en el mundo de la restauración es Martín Berasategui y está muy feliz de haber ganado un concurso cuyo premio son 12.000 euros para seguir con su formación y un curso en el Basque Culinary Center.

Se enfrentó en la final -de la que se descolgaron Lucía y Gonzalo- a la duelista María Blanco, de 9 años, y salió victoriosa con un menú compuesto por un canelón de aguacate, salmón cocinado a baja temperatura con cítrico y salicornia y una mousse de nueces, bizcocho y tofee. María cocinó carpaccio de manzana con alcaparras, piñones y mostaza; esferas de vichyssoise con vieira y aire de limón y de postre una mousse de chocolate con frambuesas. Al chef del restaurante DiverXO, Dabiz Muñoz, que formó parte del jurado del plato final, le pareció “espectacular” el menú y en especial el salmón, que calificó como “un milagro”. Quiso, dijo, hacer “lo mejor de lo mejor” y aunque todos los concursantes son muy amigos, “todos” sabían que querían ganar e hicieron lo posible por conquistar al jurado.

9 y 10 años En el gran duelo final no eran dos rivales, sino dos amigas que no pararon de darse ánimos y abrazos tras cada valoración del jurado. “Estamos muy orgullosos de vosotras. Nos habéis demostrado una extraordinaria evolución desde que pisasteis, por primera vez, estas cocinas. Tiene mucho mérito que dos niñas de 9 y 10 años hayan hecho estos menús espectaculares y que lo hayáis ejecutado tan bien. Felicidades a las dos”, destacó el jurado. María también les dejó con la boca abierta. “María, tu trabajo también nos ha encantado porque hay una gran evolución. ¡Cómo has usado las técnicas de vanguardia! Viendo las multiesferas nunca diríamos que tienes 9 años”, señalaron.

Esther, un poco abrumada por tanta atención mediática, explicó que empezó a hacer “sus cosillas” en la cocina con 7 años pero ya “cuando era muy pequeña” hacía “mejunjes raros con la comida”. “Creo que les gusto más a los chicos después de esto. Ahora que saben que cocino tan bien, me ha salido algún novio. Pero ahora quiero vivir soltera. Ya pensaré en los novios”, dijo rotunda. “Ahora las niñas de Primero, a las que no conocía, me piden autógrafos. Soy la famosa del colegio”, algo que le gusta, reveló riéndose. “Este trofeo es el esfuerzo por haberme dejado la piel, haber competido con compañeros que eran muy buenos, y aquí está, lo que demuestra que he trabajado bien. Lo más importante que me ha enseñado MasterChef Junior es que trabajando duro se puede conseguir todo y que hay que esforzarse”, dijo sin terminar de creer que había ganado.

Pepe Rodríguez señaló que a los jueces les sigue pareciendo “extraordinario” el nivel de los platos con los que llegaron a la final, “pero para los niños es algo casi normal” porque es “la generación de la gastronomía”. “Son la generación junior que llevan viendo este programa desde los 5 años, en la que los niños hablan de gastronomía, conocen a los grandes cocineros de España y se relacionan con la cocina. Nosotros queremos que jueguen en la calle y no, los niños tienen que estar enganchados a los instrumentos de su generación, porque es su época. Sobre Esther, alabó su capacidad de concentración, que “no pierde el pulso” y su gran tranquilidad. “Es pausada, reflexiva, sabe relajar los nervios frente a las cámaras y sus padres. Este tipo de concentración merece un aplauso y encima haciendo un plato de tales condiciones”, añadió. - Efe