EN su debut cinematográfico, Francis Lee triunfó en el Festival de Sundance, con el premio especial del jurado a la Mejor dirección. Tierra de Dios es el título de esta ópera prima, en la que el británico ha apostado por una sincera y visceral historia de amor ambientada en el corazón de la Yorkshire rural.

Es la historia de Johnny Saxby, quien trabaja sin descanso en la remota granja de ovejas de su familia, en el Norte de Inglaterra. Las borracheras y el sexo casual son lo único que le distraen de una vida de soledad y frustración. Todo cambiará cuando Gheorghe, un inmigrante rumano llegue a la granja buscando un trabajo temporal y Johnny comience a lidiar con sensaciones que nunca había experimentado. A medida que ambos pasan tiempo trabajando codo con codo, empieza a brotar una intensa relación entre ellos, algo que podría cambiar la vida de Johnny para siempre.

En cuanto a la inspiración que motivó Tierra de Dios, Lee apunta que surgió cuando abandonó su Yorkshire natal, rodeado de los montes Peninos, para mudarse a Londres y continuar sus estudios en la capital británica. “El trampolín de este proyecto fue el querer explorar lo que habría pasado si me hubiera quedado en Yorkshire, si hubiera trabajado la tierra y hubiese conocido a alguien con quien compartir mi vida”, señala.

El filme no solo recoge este sentimiento de pertenecer a un lugar muy concreto, sino que enfrenta a su solitario y aislado socialmente protagonista, Johnny, con la sensación trepidante del comenzar algo nuevo. Y, también, cómo estas dos personas lidiarán sus diferencias. Todo ello en el corazón de una comunidad en la que la familia y el deber son lo primero y el tener a los animales alimentados y la tierra sembrada una obligación por encima de la vida personal de uno.

En busca de la autenticidad La película se rodó íntegramente en el paraje donde Francis Lee creció y donde todavía, a día de hoy, su familia trabaja, por lo que para el cineasta era “sumamente importante contar la historia con la mayor autenticidad posible”. “No solo trabajamos el periplo emocional en el que se embarcan sus personajes, sino también el trabajo físico diario al que se enfrentan”. Así, ambos intérpretes trabajaron mano a mano con los granjeros de la zona y no se utilizó doble alguno durante el rodaje. “Como consecuencia, los actores crearon un fuerte vínculo con la comunidad y entendieron los problemas físicos, emocionales y logísticos que viven”, comenta Lee.

En cuanto a la producción, tanto el set como el atrezzo y vestuario fueron totalmente auténticos: no se utilizaron decorados y la ropa se compró en la única tienda próxima al lugar de rodaje, como se hubiesen visto obligados a hacer los protagonistas del filme. “Gran parte del atrezzo utilizado se sacó de la granja de mi padre”, bromea el director.

El sonido es un elemento clave de la película ya que Lee apostó por crear un cuidado paisaje sonoro. Tierra de Dios cuenta con una atmósfera construida con sonidos naturales y donde “el viento es estribillo” y se seleccionaron cuidadosamente cantos de pájaro o sonidos de ovejas para maquillar el sobrio mundo donde se localiza el largometraje.

Por último, Francis Lee señala la sinceridad y autenticidad como ejes del filme, que cuenta con el británico Josh O’Connor -Peaky Blinders, The Durrells- como Johnny; y encarnando a Gheorghe, el rumano Alec Secareanu, en su primera aparición en una producción de habla inglesa.