TRAS su paso por el Zinemaldia de Donostia el pasado año, donde se llevó el premio Fipresci -optaba también a la Concha de Oro-, llega a los cines estatales el último largometraje del director William Oldroyd, cuya historia adapta la novela Lady Macbeth of Mtsenk District del escritor Nikolai Leskov.

El nombre de Macbeth inevitablemente se relaciona con William Shakespeare, algo que también sucede con la mujer protagonista de la película, siendo un guiño a la mujer del personaje de la obra del autor inglés. Leskov lo utilizó por la fuerza y valentía que mostraba su protagonista femenina, algo simbolizado, a su juicio, con el bautizo bajo el nombre de la tragedia shakespeariana.

La historia de lady Macbeth traslada al espectador al siglo XIX y gira en torno a Katherine, una mujer oprimida que decide tomar las riendas de su vida. En la Inglaterra rural de 1865, la protagonista vive angustiada por culpa de su matrimonio con un hombre al que no quiere y que le dobla la edad, también por la falta de apoyo por parte de su familia. Katherine se embarcará en un apasionado idilio con un joven trabajador de la finca de su marido, algo que desatará una fuerza tan poderosa que nada le impedirá conseguir aquello que desea, tornándose la rebeldía su propio camino de supervivencia.

La evolución del personaje de Katherine se expone en el crecimiento in crescendo de su rebelión contra la vida impuesta que supone su matrimonio con Alexander, algo que también la oprime. La cara oculta de la protagonista irá ganando presencia conforme avanza el metraje de la película, y pasará de ser una mujer sometida a mostrarse en contra de lo establecido. Su relación con Sebastian, uno de los empleados de la casa, detonará este cambio en la personalidad de Katherine, dándole liberación para ir convirtiéndose en la dueña de la casa.

El filme narra una historia oscura y directa y sumerge al espectador en un drama psicológico, con ciertas dosis de thriller y bajo el envoltorio de cine de época, pero sin encasillarse en el mismo y dándole una vuelta de tuerca.

El británico Oldroyd se encarga de mantener el equilibrio y dirige la historia respetando el ritmo y logrando que todo fluya con realismo, incluido el propio vestuario y la decoración artística, sin abusar de los clichés del cine de época, evitando así la artificialidad -muchos lo han tildado de austero-. Aunque haya sido su debut en el cine, el director ya prometía con Best, cortometraje que se impuso en el festival Sundance London, y que también se proyecto en el Sundance estadounidense.

Su ópera prima ha confirmado las expectativas levantadas. La película logró salir adelante gracias a iFeatures, una iniciativa de Creative England que promueve la producción de películas de bajo coste y que cuenta también con el apoyo del British Film Institute, BBC Films y Creative Skillset.