lLEGA a nuestros cines uno de los estrenos más esperados: Mánchester frente al mar, una película situada entre las favoritas para los próximos Oscar y que ya ha conquistado a crítica y público.

Kenneth Lonergan (Puedes contar conmigo, Margaret) propone un drama que muestra la historia de Lee Chandler, un fontanero que se ve obligado a regresar de Boston a su pequeño pueblo natal tras enterarse de que su hermano ha fallecido. Allí se encuentra con su sobrino de 16 años, del que tendrá que hacerse cargo, mientras que al mismo tiempo Chandler se siente destrozado interiormente debido a una tragedia de su pasado que ha mantenido en secreto durante todo este tiempo, y que le hizo separarse de su mujer y alejarse de donde creció.

Sin artificios ni efectos especiales, Lonergan combina elementos tan esenciales y básicos (que no fáciles) como un buen guion y grandes actuaciones para construir un ensalzamiento de los sentimientos, un homenaje a esa complejidad emocional que forma parte del ser humano. El estadounidense maneja este melodrama y dota al espectador de cierta distancia, pincelando dosis de humor que permiten respirar un poco. La banda sonora también acompaña, brilla y resalta, más si cabe, el sentido emocional de la historia.

LA CULPA NO DEJA AVANZAR Lee Chandler -interpretado por un Casey Affleck excelente, firme candidato a llevarse el Oscar- es un personaje inadaptado, un lobo solitario. Conforme avanza el largometraje se descubre lo más íntimo y profundo de Lee: vive aferrado a un sentimiento de culpa y remordimiento que no le deja llevar una vida normal.

Mánchester frente al mar embarca al espectador en esta reflexión acerca de la culpabilidad, donde el protagonista queda anclado en el presente porque el pasado no le deja avanzar.

Así, una estructura punteada por flashbacks temporales da forma a este tejido emocional a caballo entre presente y pasado, pero sabiendo Chandler mantener el ritmo exacto y necesario en todo momento.

Incluso las localizaciones, en momentos con neblina, se unen a esa incertidumbre personal que acompaña a los personajes, donde al margen de Affleck también destacan Michelle Williams como su exmujer y Lucas Hedges en el papel de sobrino.

Tal vez Mánchester frente al mar no sea una de esas películas fáciles de ver, pero no deja de ser un espejo humano, un viaje a lo más profundo de los sentimientos, y aquello que esconden. Real como la vida misma, al fin y al cabo.