Bilbao - María Bouzas hace una transformación completa de imagen y personalidad para dar vida a Francisca, la Montenegro, como ella la llama. La actriz gallega es divertida, payasa, reivindicativa y muy arraigada en su tierra gallega, a la que va todas las semanas. Desafía los prototipos femeninos creados, según dice, por los hombres. No se quita ni una semana a la hora de decir la edad, algo que hace en todas las entrevistas: “Tengo 53 años y ¿qué? Pienso cumplir muchos más, en mi familia todas somos muy longevas y superamos los 90”, asegura de forma contundente.

Han pasado más de cinco años desde que llegaron los primeros capítulos de ‘El secreto de Puente Viejo’?

-¡Quién lo iba a decir! Nos sorprende, nadie imaginaba cinco años, son muchos años y más siendo una serie diaria. Los mimbres cuando arrancó eran muy buenos, pero con la audiencia todo es una sorpresa. Seguimos grabando, grabando y grabando.

¿No se ha cansado de Francisca?

-No. No me canso de la Montenegro en todos sus matices, ahora voy a poder mostrar otra cara más de esta mujer. Dentro de esa maldad que ella tiene, me siguen ofreciendo la posibilidad de bucear y encontrar diferentes matices en ese lado oscuro del alma humana. Ella seguirá siendo la mala pero?

¿Pero? Mujer, no nos deje así.

-Es que no lo puedo adelantar. Habrá que verlo, volvemos un poco al pasado con la Montenegro, muy al pasado, al principio.

¿Soporta bien a ese personaje tan malo al que presta cuerpo y voz?

-Jamás me llevo el personaje a casa, tengo muy claro cuál es mi oficio, transmitir historias y emociones; componer personajes y para nada sentirme identificada con ellos una vez que termino la grabación del día.

¿Cómo es María Bouzas?

-Mis compañeros lo pueden decir, muy payasa. En camerinos hago mucho el payaso, luego me pongo seria y soy esa insoportable Francisca Montenegro. No me afecta la Montenegro para nada, no tengo que soportarla. Cuando acabo el trabajo soy simplemente María.

El ‘simplemente María’ suena también a telenovela?

-Ja, ja, ja? María Bouzas es mi personaje real, es al que doy vida todos los días y sin guion.

¿Cuántos años le lleva Francisca Montenegro a María Bouzas?

-Esa es una pregunta muy delicada, me lleva unos cuantos. Teniendo en cuenta las edades que tenían Tristán y Soledad; teniendo en cuenta que su relación con Raimundo empezó de adolescente? Entre los guionistas hay varias versiones e hipótesis sobre la edad de la Montenegro. Es un tema que ya no se toca. Solo digo una cosa: tiene un pacto con el diablo.

Cuando se quita el ropaje de ‘la Montenegro’, la imagen de María rejuvenece décadas. ¿No será la Bouzas quien ha hecho el pacto con el diablo?

-No, yo no. La Montenegro le lleva a María unos veinte años por lo menos, pero ella no dice la edad, Francisca es así.

¿Y usted sí la dice? Si vamos a la wikipedia es fácil enterarse.

-Es que yo no tengo ningún problema en decir la mía, 53 años. Reivindico que las mujeres digamos la edad que tenemos. Parece que solo se puede ser joven, un prototipo femenino estupendo y no sé qué más... Es algo que me disgusta profundamente y en las entrevistas siempre digo la edad.

Hay mujeres que piensan que la edad puede ser un hándicap.

-¿Sabe qué ocurre? Que aún tenemos mucho camino por andar las mujeres, tenemos que solventar muchos aspectos, tanto físicos como emocionales, para que realmente podamos estar mejor. España ha cambiado, pero sigue siendo un país muy machista.

¿Otros países están mejor?

-Peores también hay muchos, a nivel mundial la mujer tiene todavía mucho por lo que luchar. Hay muchos hombres que acompañan en esa lucha, pero otros no. Me encanta que muchas actrices no quieran saber nada del photoshop, otras se quitan los tacones -yo soy una de esas-. Hay mucho que hacer.

¿Qué es lo que más le molesta?

-Por qué la mujer tiene que responder a un prototipo que se han sacado los hombres de la manga, me rebelo contra eso continuamente. Tengo 53 años y espero cumplir muchos más.

¿Alcanzar a ‘la Montenegro?’

-Por lo menos, superarla, mucho más allá también. Vengo de una familia en la que las mujeres son muy longevas. Han pasado todas de los noventa. Espero llegar ahí, y como ellas, con plenas facultades mentales. Me queda mucho por descubrir, disfrutar y vivir.

Hablemos de los amores de su personaje.

-La Montenegro y su corazón, ¡Dios mío! Ya sabemos a quién pertenece, ahora mismo la relación está ahí, retenida, pero tanto Raimundo como Francisca no pueden evitar lo que sienten el uno por el otro.

Vaya culebrón tienen ustedes montado.

-Pues sí. Ahora mismo están en barbecho, supongo que algún día volverá a renacer otra vez la pasión.

Se quieren, se odian; Francisca y Raimundo son como dos adolescentes en cuestión de amores.

-Han estado aliados por cuestiones políticas, aunque son contrapuestos en ideología, y no pueden evitar mirarse de vez en cuando. Lo que pasa es que después de las últimas heridas que se hicieron prefieren tomarse un respiro.

¿Cómo lleva el estar alejada de Galicia?

-Sigo yendo todas las semanas allí. Mi casa no está en Madrid, aquí estoy para trabajar. Adoro Galicia, le tengo cariño a Madrid, he estudiado aquí, pero la calidad de vida que tengo en Galicia no existe aquí.

¿Cuándo estudia los guiones?

-En los aviones, en los aeropuertos, en cualquier momentito que tengo libre; siempre llevo los guiones en el bolso? También si voy en metro, los leo a todas horas.

¿Puede estudiar rodeada de gente?

-Sí, sí? Afortunadamente me aíslo, me concentro y pueden estar tocando al lado la batería que puedo seguir estudiando. Tengo esa suerte porque cuando estoy con mi familia me olvido de Francisca Montenegro y de los guiones.