E L caso del clan Puccio, que conmocionó a la sociedad argentina cuando fue destapado hace 30 años, ha vuelto a llevar al cine a dos millones de espectadores en el país suramericano y ahora llega a las pantallas de nuestro país.
A comienzos de los 80, los Puccio eran una respetada familia del barrio de San Isidro de Buenos Aires. Arquímedes trabajaba como contable y Epifanía, como profesora, y tenían cinco hijos: Alejandro, Silva, Daniel, Guillermo y Adriana. Sin embargo, esa normalidad era pura fachada. Entre 1983 y 1985, los años finales de la dictadura argentina y el comienzo de la democracia, la familia Puccio se dedicó al secuestro por dinero y al asesinato de personas, algunas incluso amigas.
La historia, que parece sacada de una novela o de un guion de cine, ha sido trasladada al cine por Pablo Trapero, uno de los directores más relevantes del país suramericano, realizador de trabajos como El bonaerense (2002), Elefante Blanco (2012) y 7 días en la Habana (2012). A su juicio, el caso Puccio es “síntoma de una época”, un periodo en el que la violencia, la falsedad, la inmoralidad y la complicidad estaban presentes en la sociedad argentina.
La paternidad como chantaje La película se centra en la relación entre el padre (Guillermo Francella), verdadero líder del clan, y el resto de la familia, sobre todo el mayor de sus hijos, Alejandro (Peter Lanzani). Arquímedes, el patriarca de la familia y antiguo miembro de la secretaría de inteligencia del estado, es un monstruo frío que ejecuta sus crímenes con total frialdad y utiliza la paternidad como chantaje. Alejandro, una estrella del rugby que incluso juega con la selección argentina Los Pumas, se somete a la voluntad de su padre para identificar posibles candidatos hasta que va tomando conciencia de la inmoralidad de sus actos.
Para la crítica argentina, la interpretación de Francella en el papel de padre psicópata es la mejor de su carrera, alejado de su habituales roles en la comedia o de personajes humanos como el de El secreto de tus ojos. También Peter Lanzani, hasta ahora cantante y actor aclamado por las adolescentes, se muestra convincente.
Pablo Trapero, gran admirador de Martin Scorsese, une en esta película el cine costumbrista sobre la familia de sus primeros proyectos y lo mejor del cine de género que ya exhibió en Carancho. El clan es, en definitiva, una cinta de gánsteres en la que no falta la historia de amor.
La narración tiene ritmo y todo lo que aparece en pantalla tiene una razón. Los montajes paralelos y la música contribuyen a aportar energía a la acción. En las escenas de secuestro, por ejemplo, se escuchan temas de The Kinks, Virus o el I’m Just a Gigolo de David Lee Roth.
Producción de los Almodóvar El clan repite la fórmula Relatos Salvajes, otro filme argentino que logró una recaudación millonaria y estuvo nominado a los premios Oscar. Es una producción de los hermanos Almodóvar (El Deseo), Kramer & Sigman Films y Matanza Cine, con coproducción de Telefe y Telefónica Studios y distribución de Fox.
En la taquilla, El Clan también lleva el mismo camino. Además, obtuvo el León de Plata al mejor director en el Festival de Venecia y ha sido elegido como candidata a los Oscar y los Goya.