madrid- Disputa el puesto de reina de las mañanas televisivas, pero el de reina en las redes sociales nadie se lo discute. Mariló Montero (Lizarra, 1965) no deja indiferente a nadie y está convencida de que todas las críticas “han sido para bien”. Desde 2009 es la cara de la mañana de TVE y el mes pasado intentó la aventura del prime time de la pública con El pueblo más divertido, un “muy buen programa”, según ella, que no ha cuajado y que desde esta semana pasa al late night de los martes.

El estreno de ‘El pueblo más divertido’ no ha sido el esperado...

-Cuando se habla de audiencia, me gustaría que se empezara en el orden inverso y en vez de la cifra de share, que se hablara del contenido, la forma y el fondo. Para mí, El pueblo más divertido es muy buen programa: habla de los españoles, de su tierra, de sus costumbres y de su entrega a la hora de divertirse. Dicho esto, es verdad que la audiencia no ha sido ni mucho menos la que se esperaba en ese prime time de TVE y por ello estamos apenados, pero la competencia es voraz.

Usted misma dijo que en este espacio íbamos a ver a “una Mariló de carne y hueso”. ¿Tiene la gente una imagen equivocada?

-Los temas de Crimen y Castigo que tratamos en La mañana no te permiten hacer guasa ni bromas. Yo soy más dicharachera, más bromista que lo que el programa me permite; estoy más seria porque estoy hablando de crímenes, pero en los pueblos me estoy divirtiendo porque soy una pueblerina más. Disfruto mucho haciendo todo lo que la televisión permite hacer.

¿Encuentra diferencias a la hora de trabajar en un medio público o en uno privado?

-Claro. La hay porque en las cadenas publicas la crítica es voraz, desde TVE a las autonómicas, se les pone la lupa y se convierten en el punching de los críticos. Muchas veces reflexiono sobre los motivos por los que hay más escarnio a la hora de hacer críticas a un presentador que está en la pública que a uno de la privada, cuyo sueldo ni se cuestiona ni se publica. Todo lo contrario: ves que hacen publicidad, presentan uno, dos y tres programas en la misma cadena, están viviendo su momento profesionalmente y nadie critica si ha dicho una palabra más alta que otra o un taco. La crítica que se le hace a Televisión Española es desmesurada.

¿Cuál es el estado de salud de la televisión en España?

-Estamos en una transición en la que aún no sabemos hacia dónde vamos. Somos muchas cadenas y estamos acostumbrados a tener en la memoria las audiencias que tenía TVE con Jesús Hermida, por ejemplo, y era normal tener millones de espectadores. El incremento de cadenas ha hecho que se atomice la oferta y que baje muchísimo la cifra del share. Ahora mismo, las redes están dando la posibilidad de ofrecer productos a los jóvenes a través de internet para conquistarlos y luego llevarlos al medio tradicional. Claro que estamos sufriendo un cambio, en las formas desde luego, y el destino es complicado. Hacer televisión es muy difícil porque es el único negocio al que se le está vigilando desde que abre sus puertas hasta que se cierran, minuto a minuto. Dime qué negocio, una farmacia, una peluquería, una cafetería, una zapatería, un gimnasio... dime qué negocio analiza minuto a minuto sus resultados. Ni siquiera las radios lo hacen, sólo la televisión. Y es imposible ser brillante todos los minutos del día, los siete días de la semana, todos los meses del año y durante toda tu vida.