madrid. García Ferreras (León, 1966) reivindica al periodista rebelde que incomoda al poder y se "desconcierta" con aquellos colegas que "llevan puesta la camiseta" de algún partido político. Actualmente ocupa la dirección editorial y del área de informativos de La Sexta y asegura que se siente cómodo contando lo que ocurre, pero rememora sus años de enviado especial en conflictos bélicos y confiesa que es ahí donde realmente se sintió periodista.

La audiencia responde a su programa. ¿Qué encuentra el público en 'Al rojo vivo' que no hay en los de la competencia?

Nosotros apostamos por un periodismo que incomoda, buscando las respuestas, los porqué, queremos contar los hechos y contarles a los ciudadanos lo que creemos que tienen derecho a saber. La audiencia me preocupa pero no me obsesiona porque la televisión y, sobre todo, la apuesta por la actualidad en televisión, tiene un hándicap y es que a veces piensas tanto en ganar audiencia que te puedes perder a ti mismo y yo estoy obsesionado por no perder la esencia de Al Rojo Vivo.

¿La audiencia entonces no lo justifica todo?

No justifica absolutamente nada.

Usted ha trabajado en radio y televisión y también fue el máximo responsable de la comunicación del Real Madrid durante tres años. ¿En qué lado prefiere trabajar?

En el que estoy ahora. Yo amo el periodismo. Yo que soy de familia minera, creo que este oficio es como trabajar en una mina de carbón: llegas a casa pero por mucho que te laves, el carbón sigue pegado a la piel. Yo este oficio lo tengo pegado a la piel, lo amo más que un tiburón a la sangre y donde me siento cómodo es contando lo que ocurre, en este lado de la trinchera.

Fue enviado especial en diversos conflictos bélicos ¿Echa de menos ese periodismo?

El momento en el que yo más plenamente me he sentido periodista ha sido en la guerra de Yugoslavia, en Ruanda, en el Congo o en Haití. Es realmente donde me he sentido periodista en su totalidad porque todo se vive con una enorme intensidad; cada minuto, cada segundo, la vida tiene una fuerza y una potencia impresionante y te encuentras lo mejor y lo peor del ser humano.

¿Los periodistas estamos ahora más acomodados?

No, creo que cada uno tiene que hacer un tipo de trabajo. No todo el mundo puede ser corresponsal de guerra o enviado especial, que requiere un valor, una honestidad y una fuerza especial. Pero también hay un periodismo valiente que se realiza día a día, no sólo los que somos críticos con el poder y damos la cara en televisión; un periodismo valiente que se desarrolla en pequeñas capitales de provincia donde un periodista tiene que incomodar al alcalde o al presidente autonómico, que son auténticos poderes económicos y fácticos de esa región. Esta es una profesión que requiere muchísima dignidad y hay muchos periodistas que cada día la defienden con honestidad y no lo hacen saliendo en la tele ni son estrellas, sino que lo hacen en sus ciudades y pueblos.

¿A qué achaca la escasa valoración que dan los ciudadanos a los periodistas en las encuestas del CIS?

Porque perciben que muchos periodistas y medios de comunicación son suaves, comprensivos y cómplices de los errores del poder político y empresarial. La gente quiere periodistas que no militen en los partidos. Respeto que cada tertuliano o medio tenga una línea ideológica pero los periodistas debemos militar en un equipo: el de los votantes, el de los ciudadanos.

¿Hay autocrítica en la profesión?

Sí, pero no suficiente.

¿Cuál es el estado de salud de la televisión en España?

Yo soy un apasionado de la televisión y creo que en España se hace una gran televisión, lo que ocurre es que hay una gran oferta: nunca en la historia de este país ha habido una oferta tan espectacular. En todos los canales encuentras opciones muy atractivas, no sólo informativas, también hay una gran producción audiovisual nacional y creo que la apuesta por series de calidad es una muestra de que la televisión en este país está viva. Evidentemente, en este panorama encontramos productos menos atractivos o de peor calidad, pero se hace una buena televisión.

¿Hay sobreabundancia de tertulias? ¿Se debe a que tienen un coste de producción menor que otro tipo de programas?

Es verdad que un programa simplemente basado en el debate puede resultar barato porque puedes tener horas y horas en un plató a gente hablando de todo tipo de contenidos y no es precisamente una producción cara. La clave está en ofrecer algo más. Nosotros siempre buscamos que haya pluralidad en los invitados, buscamos expertos, estar en el lugar de los hechos, entrevistar a los protagonistas... Creo que, como en todo, hay programas de actualidad que se basan sólo en la confrontación de opiniones y otros que se basan más en la búsqueda de las claves y en la opinión de expertos y protagonistas.

¿Qué opina de los tertulianos que van con la camiseta del partido político puesta?

Cada uno puede hacer lo que quiera. Hay tertulianos que forman parte de los partidos y en este país cuando alguien forma parte de un partido, difícilmente tiene un punto de heterodoxia. Me cuesta más entenderlo en alguien que es periodista porque creo que un periodista tiene que tener un punto de rebeldía. El periodismo es un oficio maravilloso pero lo es cuando incomoda al poderoso, cuando se muestra rebelde, cuando pregunta lo que no quiere el poder que preguntes, cuando desvela lo que está oculto. A mi me desconcierta cuando los periodistas llevan esa camiseta.

¿Es compatible la calidad de la televisión pública con la financiación sin publicidad?

Absolutamente. Yo creo en la televisión pública y en los medios públicos, pero con un determinado modelo, una determinada apuesta y una determinada financiación. Tienen que tener un buen presupuesto, no pueden vivir en el despilfarro continuo y apostar por una programación que nada tiene que ver con los objetivos de una televisión pública. Yo entendería una televisión pública que hiciera grandes inversiones en cine español o en producción audiovisual de series españolas, pero no entiendo que se gaste decenas de millones de euros en comprar la última de Stallone o la última superproducción americana. Creo que los medios audiovisuales públicos deberían apostar por la producción nacional, por el cine español, por la actualidad, por la información plural... En esa televisión pública sí que creo.