Madrid. Al pisar el Patio de los Leones de la Alhambra, Rodolfo Sancho se sintió "un privilegiado". El actor, que da vida a Fernando de Aragón en la serie Isabel, recuerda la emoción que supuso atravesar las puertas del conjunto nazarí. "Fue una experiencia muy bonita, entrar vestidos como los Reyes Católicos y hacer exactamente lo que hicieron ellos". Este momento fue el broche de oro de la segunda temporada de esta serie, que emitió su episodio final el lunes. Además, el capítulo se cerró mostrando cómo Cristóbal Colón zarpaba rumbo a las Indias.

Según el actor, esta temporada ha tenido un desarrollo "mucho más complejo y profundo" que la primera, que acabó con la coronación de Isabel como reina de Castilla, antes de que empezaran los hechos "más importantes" en opinión de Sancho. Tanto él como el resto del reparto se han enfrentado en Isabel a todo un reto: interpretar a un mismo personaje durante varias etapas de su vida. Por eso, en la serie se ha podido ver la evolución de un Fernando que se ha hecho "más duro, maquiavélico y astuto". "Es un hombre que tiene el poder y lo utiliza en beneficio de sus intereses", afirma el actor, que desarrolla los cambios del personaje a través de "pequeñas sutilezas", ayudado por los guiones de los episodios. Una evolución que continuará en la tercera temporada, que ya se encuentra en pleno rodaje y que abarcará hasta la muerte de Isabel, en 1504.

En ella tendrá un peso importante la política exterior de los Reyes Católicos y sus alianzas con países extranjeros, propiciadas por los acuerdos matrimoniales de sus hijos. Para Sancho, esta es "una etapa más desconocida" en el reinado de los monarcas, como también lo es una parte de la trama que involucra a Colón. "El espectador sabe que conquistó América, pero no que también era un hombre con ambición de poder y que tenía sus momentos de tiranía". "Ni siquiera acabó bien con los Reyes Católicos", apunta el actor, añadiendo que el descubridor no tenía una buena relación con Fernando, quien "no le aguantaba mucho", bromea.