Afortunadamente, todo quedó en una anécdota, ya que no hubo ni daños personales ni materiales, pero las habituales conversaciones de ascensor sobre el tiempo pasaron el pasado lunes a un segundo plano en Gasteiz. El terremoto que por un corto, pero intenso instante hizo temblar buena parte de Álava se convirtió en tema recurrente en los corrillos de Vitoria. Y tú, ¿lo notaste?, ¿qué sentiste?, ¿dónde estabas?
Fernando y Paulo ya habían cerrado la noria de la Virgen Blanca cuando el terremoto sacudió Araba, así que no pilló a ningún cliente en las cabinas más altas. “Lo sentí cenando en el Ruta de Europa, pasadas las doce de la noche. Fue como un golpe, seguido de un pequeño movimiento, pero no, no me asusté; al principio, como nadie se movía ni decía nada, pensé que era algo normal, pero cuando empezaron a moverse los de la barra del bar, pensé que había sido un golpe de un camión”, explica, atento a la maquinaria de la noria, mientras su compañero Paulo vende tickets sin parar. “Muy a gusto en Gasteiz, la gente muy maja y no está haciendo tanto frío”, sonríe.
A los pies del carrusel, Icíar, Mariana y Asun esperan que acabe el viaje en los caballitos para recoger a los más pequeños. “En un 9º piso estaba, en los apartamentos Líbere de la Avenida y sentí un zambombazo y que se movía la pared, hacía un ruido como un run run. Ha sido corto, pero intenso”, explica Icíar. No es la primera vez que vive un movimiento sísmico. De hecho, su acompañante Asun recuerda ya tres o cuatro.
Se entiende porque viven en Iruñea, aunque están disfrutando del puente de diciembre en Gasteiz, y en Navarra, los terremotos son más habituales que en Álava. Por eso, Mariana tuvo claro desde el primer momento que era un terremoto, aunque no les llegó alerta al móvil ni comunicación desde los apartamentos. “Eso sí, X (antes Twitter) estaba petado”, apunta Asun. “Dan mucho susto los terremotos pequeños, pero son buenos porque le quitan presión a la Tierra”, constata Mariana, acostumbrada a temblores similares al del lunes desde pequeña, ya que es de Málaga, zona también de movimientos sísmicos.
Ni los Bomberos ni la Policía de Gasteiz tuvieron que intervenir a consecuencia del movimiento sísmico detectado en la ciudad, con mayor intensidad en la zona oeste de Jundiz y Zabalgana al estar más próximas a Nanclares, zona del epicentro.
A Yerai le pilló el terremoto en su casa de Salburua, descansando en la cama, tras una dura jornada de trabajo en Ardoaraba
No obstante, el Ayuntamiento de Gasteiz recibió 174 llamadas en las dos horas siguientes al suceso. Llamadas de gente aún con el susto en el cuerpo, unas, y otras, de personas preguntando qué había pasado. También los policías que a esas horas patrullaban por las calles actuaron calmando a algunos vecinos que, asustados, salieron de sus viviendas, tras sentir que sus casas se movían. “Algo más anecdótico que otra cosa”, aprecian desde el Consistorio.
El terremoto de magnitud 4 se registró a las 00.10 horas del lunes y se percibió no solo en Gasteiz, también en otras localidades alavesas, según el Departamento vasco de Seguridad.
En casa o en la cama
A Yerai le pilló en su casa de Salburua, descansando en la cama, tras una dura jornada de trabajo en Ardoaraba. “Me desperté del susto, fue como si todo temblara, y sí, pensé que era un terremoto”, señala. Entonces, miró el móvil y supo lo que había ocurrido. “Flipé”, dice. En la carpa de la feria del vino de Rioja Alavesa tampoco han detectado ningún desperfecto, salvo los efectos de otra noche de fiesta. “Mucha gente, el domingo cuando más afluencia hubo”, constata desde la plaza Nueva.
En cambio, José Ángel, alias Pistolo, puede presumir de ser uno de los pocos gasteiztarras que desde su casa de la Corre no sintió el terremoto, cuenta mientras pasea a su perro Pisko por el centro de la ciudad que, pese a ser un animal, tampoco notó nada raro. “Me he enterado al despertar y leer: Terremoto en Vitoria, pensaba que era una broma, aunque hace años tampoco me enteré del atentado que hubo en el Casablanca de Dato y eso que entonces vivía encima de La Unión”, recuerda.
Tampoco Iván se enteró de nada porque estaba durmiendo. Ahora le da rabia. “Me habría gustado vivirlo, no enterarme por los wasaps”, comenta a Cristian que, desde casa, lo primero que pensó fue en una explosión. “Sentí un zumbido y que las ventanas temblaron, pero como estaba cerca de Michelin, pensé que había explotado algo en la fábrica; después me saltó la alerta en el móvil, pero si no salta, no me entero de que es un terremoto”, indica.
“Joder, claro que se notó”, detalla Unai todavía con el susto en el cuerpo. Lo vivió desde el epicentro del terremoto, desde el corazón de Nanclares. “Estaba tranquilo en el sofá y, de repente, oí como una vibración y, al poco, pasé de oírla a sentirla directamente; ni vi si se movía la lámpara, bajé a la calle con mi hermano y ya había gente, no mucha, pero había, y estábamos flipando, hablando sobre qué había pasado y con sensación de incredulidad”, rememora.
Sorpresa sin alarmismo
Otros relatos recogidos a pie de calle demuestran la gran disparidad en la percepción del evento. El alcalde de Iruña Oka, municipio del epicentro, describió la sensación local como "dos golpes muy fuertes, como dos explosiones", una descripción que coincide con la experiencia de los vitorianos.
Un ciclista entrevistado narró su experiencia: "Estaba en el sofá con la tablet... y de repente, ¡bum!, cimbreó ahí la casa como si fuera una onda expansiva de una bomba, pero sin ruido".
Otro vitoriano que fue despertado por el seísmo aseguró que "noté una onda expansiva, no noté movimiento", un detalle clave que explica por qué muchos descartaron inmediatamente la hipótesis del terremoto, llegando incluso a pensar: "Pensé en una bomba, fíjate".
Solo una vecina con experiencia previa en su país de origen pudo identificar la naturaleza del evento: "Pues lo asocié al terremoto. Pues ya en Colombia solemos pasar mucho por esto y pues sí, automáticamente dije 'está temblando'"
Desde el Gobierno Vasco, el mensaje fue de calma. SOS Deiak confirmó que, tras el seísmo principal de magnitud 4, no se esperan réplicas, y si las hubiera, serían de menor magnitud e imperceptibles. Pese a la noche de sobresalto, el día comienza en Vitoria-Gasteiz con la tranquilidad de que no hay que lamentar consecuencias graves más allá del miedo generado por el inusual suceso.
El terremoto
La madrugada del lunes será recordada en Araba por el terremoto de magnitud 4 con epicentro en la localidad de Iruña Oka que sacudió la provincia a las 00:10 horas.
Si bien las autoridades han confirmado que el seísmo, el más fuerte registrado en Euskadi en la historia reciente, no ha causado daños personales ni materiales, el gran susto ha dejado una estela de testimonios marcados por la confusión y la inquietud entre los vecinos de Vitoria-Gasteiz, muchos de los cuales llegaron a pensar que se trataba de una "bomba" o la "explosión de un coche" antes que de un temblor de tierra.
Si bien la alerta no se envió a través del sistema oficial ES-Alert, algunos teléfonos Android sí mostraron notificaciones automáticas
El temblor, producido de forma muy superficial (a cero kilómetros de profundidad según el IGN), se sintió con gran intensidad. La percepción inmediata de los vecinos fue de un golpe seco o una "onda expansiva", lo que generó un aluvión de llamadas a los servicios de emergencia.
SOS Deiak, el Centro de Coordinación de Emergencias del Gobierno Vasco, registró un total de 143 llamadas relacionadas con el incidente. Por su parte, la centralita del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz recibió al menos 174 llamadas en las dos horas posteriores al seísmo.
La confusión también se reflejó en los sistemas de aviso. Si bien la alerta no se envió a través del sistema oficial ES-Alert, algunos teléfonos Android sí mostraron notificaciones automáticas.
A pie de calle, los ciudadanos debatían la efectividad de los avisos: "Me decían 'en los Android ha llegado'. No, mira, yo tengo Android y no llegó", explicó uno de los afectados.