El Juzgado de los Social número 2 de Bilbao reconoce la incapacidad permanente total de una enfermera con fatiga crónica tras vacunarse del COVID. Según informa Parrado Asesores, que ha defendido los intereses de la enfermera, la mujer había visto empeorado su estado de salud por el COVID contraído en abril de 2020 y las vacunas contra esta enfermedad.

Tal y como explican, este grado le permite no volver a sus labores de enfermera pero sí buscar otras ocupaciones más necesarias. La demandante está diagnosticada de síndrome de fatiga crónica con empeoramiento tras vacuna frente al SARS COVID.

En la sentencia se recoge que a partir de mayo de 2020 tiene un déficit cognitivo con niebla mental, dificultad para concentrarse y temblores en brazos, piernas y mandíbulas "que persisten en el momento actual". En mayo de 2021 comenzó con adenopatías, malestar general y síndrome de fatiga crónica con gran cansancio generalizado. Un año después vuelve a contraer el COVID. "Concurre así mismo un cuadro de incontinencia urinaria que el obliga a llevar pañal para adultos", se recoge en el informe pericial.

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Seguir trabajando

Sin embargo, según explican, la demanda se diseñó teniendo en cuenta el deseo de la demandante de continuar trabajando. De ahí que se pretendiese abrir las puertas al reconocimiento de una incapacidad que permitiera, en otros ámbitos, seguir aportando al mundo laboral. "Sí conserva capacidad para desarrollar tareas de corte liviano o sedentario, dado que puede desplazarse diariamente a un centro de trabajo y desarrollar en él tareas livianas y sedentarias exentas de cualquier tipo de esfuerzo físico y que se desarrollan en centros de trabajo que han de contar con instalaciones que, aun siendo sencillas, permitan eficazmente el vaciado de la vejiga, el cambio de braga pañal y las oportunas operaciones de higiene", recoge la resolución judicial.