Alex permanece postrado en la cama de su habitación, en su vivienda de Bilbao, con la televisión encendida, aunque sin prestarle ninguna atención, ajeno a la sentencia que ha condenado a entre 10 y 20 años de cárcel a sus agresores. “Aunque los hubieran condenado a prisión para toda la vida, no nos devolverían lo que nos han quitado”, dice su madre, Ana Claudia Ionita.

Basta mirar al joven, que recibió una brutal paliza en Amorebieta en 2021 y es totalmente dependiente como un bebé, para hacerse cargo de que los daños son irreparables. “Lo que le han hecho a mi hijo no se puede pagar ni con cárcel ni con dinero ni con nada”, recalca su madre. “Aunque la indemnización fuera de millones, no pueden pagar lo que han dañado”, suscribe Mariana Tulbure, la abogada de la familia, quien aclara que esta “lo que quería es que cada uno tuviera una condena ejemplar, correspondiente a la gravedad de los daños que ha sufrido Alex”. “Y que sufrirá de ahora en adelante también”, añade Ana Claudia.

Ana Claudia Ionita acaricia a su hijo Alex, en su domicilio de Bilbao, tras conocerse la sentencia ayer. Oskar Martinez

Por no saber, el chico no sabe ni por qué está en ese estado, con la vida rota en pedazos en plena juventud. “Ni le hablamos del juicio, porque se pone muy nervioso”, dice Mariana. “Le digo que él está así porque se ha caído con la bici”, cuenta Ana Claudia, que tiene encendida una vela en el salón, junto a unas estampitas y la foto de su hijo antes de sufrir la agresión. “La madre es muy creyente. Reza a Dios, confía en él y dice que le va a ayudar para que Alex se recupere”, explica la abogada.

En efecto, Ana Claudia es muy religiosa. De hecho, agradeció a Dios de rodillas y alzando la vista al cielo, ante algunos medios, la sentencia condenatoria, que le ha aliviado, pero solo “un poquitín” y que recibió hecha un matojo de nervios, entre lágrimas y algún esbozo de sonrisa. También reza a Dios para que “tanto los acusados como sus familias vivan por lo menos tres días con una persona en el estado en el que está Alex para que vean lo que es. Solo tres días, no es mucho”, señala.

Ana Claudia ansía el momento en que la vía judicial se agote de una vez por todas. “La madre lo que quiere es terminar ya. Olvidarse no se va a olvidar nunca, pero, por lo menos, no tener que estar sometida otra vez a mucha tensión, no tener que sufrir tanto, aunque es consciente y sabe que los demás abogados van a recurrir”, explica Mariana, visiblemente emocionada también por la amistad que le une a la familia.

¿Cómo se ha enterado de la sentencia?

Me la ha comunicado la abogada y lo que yo quería era que viniera rápido a mi casa para decírmelo en persona porque lo que escuchaba por teléfono no me lo creía. Cuando ha llegado, nos hemos puesto a llorar.

¿Está satisfecha con las condenas?

Estoy satisfecha. Le doy gracias a Dios por haber salido bien. Espero que se den cuenta ahora de lo que han hecho. Uno de ellos, que ha sido condenado a 20 años, tiene un hijo. Espero que esto le haga pensar en las consecuencias de sus actos.

¿Cree que esta sentencia servirá para concienciar a la juventud y a la sociedad?

Tengo esperanza de que la sociedad entienda y actúe de tal manera que no vuelva a ocurrir más y que no le hagan a nadie más el daño que le han hecho a Alex.

¿Habrá un antes y un después en lo que respecta a la violencia juvenil tras el caso de su hijo?

Eso es lo que deseo. Que mi hijo sea el último. Me parece terrible. Yo viví con mi hijo en Alemania y nunca he oído ni he visto nada parecido a esto y ¿por qué ha ocurrido aquí, en España, que es un país hermano con Rumanía? ¿Por qué puede llegar una persona a ser tan cruel?

Los acusados les pidieron perdón el último día de juicio. ¿Cree que fue un perdón sincero?

Aunque les escuché a todos, porque vi la vista desde otra sala, en sus gestos no vi arrepentimiento. Lo dijeron de boca, pero no con el corazón. Lo que más me dolió es que uno de ellos tuviera un hijo.

¿Porque no se puso en su piel?

Me dolió mucho que, teniendo un hijo, fuera capaz de hace tanto daño gratuitamente a Alex. Sentí impotencia y rabia. Teniendo un hijo, ¿qué buscaba él haciendo daño a otro niño? Porque Alex es también un niño. Eso fue lo más doloroso para mí.

Tendrá ganas de pasar página y centrarse en los cuidados a Alex.

Tengo ganas de que termine y volver a la normalidad, dentro de lo que cabe. Mañana vamos al médico y espero que me dé una buena noticia y que le pongan la prótesis del hueso que le falta en el cráneo.

Antes de Alex, otro joven murió tras recibir una paliza en Donostia.

No lo entiendo. ¿Las autoridades o quién puede cambiar o controlar eso? Si hubiera pasado esto en Rumanía, allí en la cárcel habrían sufrido mucho. 

¿Lo dice por los menores?

Los menores salen de permiso, yo no lo puedo entender. ¿Cómo pueden salir? En algunas ocasiones alguien me toca el timbre y no sé quién es porque se cubre la cara con la mano. Tengo miedo. ¿Y si viene alguno?

Ana Claudia Ionita, madre de Alex: “Les quiero mirar a la cara, a ver si se atreven a mirarme”

Ana Claudia Ionita, madre de Alex, junto a su hijo antes del juicio Pablo Viñas