Centenares de vecinos y vecinas de Tierra Estella despidieron ayer miércoles en su funeral al pequeño Mateo Apestegui Adrián, de solo 7 años, y asesinado el lunes por su padre en el balcón de Pilatos. Al niño se le homenajeó en un acto religioso en la iglesia de San Juan de la ciudad del Ega, cargado de emoción, cariño y esperanza y que contó con la presencia de su madre, arropada por toda su familia. La ceremonia la presidió el párroco Javier Resano, acompañado del párroco de Igúzquiza, Germán Martínez, y del vicario Juan Ruiz.

La misa funeral fue el acto final que mostró el continuo apoyo que la familia recibió durante las últimas horas donde centenares de personas se acercaron hasta el tanatorio San Agustín donde se recogió el cuerpo del pequeño Mateo. “Una angustia indecible”, describió el párroco de San Juan la vivida en Estella-Lizarra e Igúzquiza por los hechos sucedidos. “Un hecho horrible y sin sentido que se ha llevado al pequeño Mateo por la maldad que vive en el corazón de algunos adultos”. “A partir de ahora, Mateo acompañará a su madre y familiares desde el cielo”, pronunció la voz de Resano ante una iglesia llena y cientos de personas en la plaza de los Fueros.

Una ceremonia en la que el pequeño féretro blanco fue rodeado de decenas de ramos, coronas y centros de flores de familiares, amigos, asociaciones y clubes. El sonido del órgano y las voces de la Coral Ereintza, que interpretaron temas como Kantuz, Maitia Nun Zira y Agur Jesusen ama. También intervino el coro de la Familia de San Juan con canciones como Hallelujah, de Leonar Cohen, y que fueron los encargados de poner el acompañamiento musical.

La ceremonia concluyó con la lectura personal de un texto a cargo de una amiga de la familia. “Naciste para ser una estrella y desde luego que lo has sido, una estrella fugaz que iluminaba todo a su paso y que ha dejado una estela imborrable. Has sabido ganarte nuestros corazones con tu manera de ser: eras como un viejico”. “Esto no es un adiós sino un hasta siempre porque allá donde tú vayas nosotros te seguiremos y espero que ilumines el camino de los que te queremos sobre todo el de tu amatxo, porque ella fue, es y será la mujer de tu vida. Maite Zaitut!, Mateo”.

Tras las ceremonia el féretro también fue homenajeado fuera de la iglesia con un arresku y posteriormente con la melodía de txistu y tambor del Txoria txori, de Mikel Laboa. Un aplauso cerrado despidió el acto en la plaza de los Fueros desde donde partió el coche fúnebre hasta el tanatorio San Agustín para su traslado al cementerio.